La política electoral, si bien no debe desestimarse, no puede ubicarse en el centro de ninguna acción política radical seria, orientada a cambiar las instituciones que sustentan el sistema político, desmantelar las ideologías hegemónicas y fomentar el tipo de conciencia de masas en que habría de basarse un cambio social y político desesperadamente necesario.
Juan Ramón Capella
La barbarie cotidiana
De Iraq a Irán. Que Iraq no tenía armas de destrucción masiva, según mintió Aznar, peón de Bush, en el parlamento, ha quedado manifiestamente claro. Los servicios secretos norteamericanos, británicos y hasta los españoles lo sabían. Iraq tuvo las armas químicas que le prestó contra Irán su aliado norteamericano y Sadam Hussein gastó el sobrante gaseando a los kurdos.
No sabremos en mucho tiempo qué cantidad de destrucción humana y material en Iraq ha sido necesaria para que Estados Unidos se hiciera con el control del petróleo iraquí y con el dominio geopolítico de la zona. Pero sí sabemos ya que eso estaba previsto por los estrategas del complejo militar-industrial americano desde mucho tiempo atrás. Los proyectos estratégicos de Estados Unidos incluyen también el dominio de Irán. Tras el realista sometimiento final de los gobernantes europeos al poder americano en las cumbres de junio, a las gentes de Europa se les plantea la alternativa de cerrar los ojos u oponerse a sus gobiernos, que mientras parlotean de derechos, democracia y «constitución europea» perfilan recortes de las prestaciones sociales y aumento de los gastos militares.
Los norteamericanos, no contentos con bombardear Iraq con proyectiles de plutonio que causarán malformaciones durante años a los iraquíes, tratan de dotarse ahora de microbombas nucleares aptas para enfrentamientos tácticos.
No sé muy bien si será posible un mundo distinto, pues eso precisa una gran alianza y gran imaginación de gentes de todo el mundo, pero puedes estar seguro, lector, de que es absolutamente necesario.
A la vuelta de vacaciones, lío en Euskadi. El enfrentamiento del chauvinismo españolista del PP neciamente secundado por el PSOE con el PNV y la actual dirección de las instituciones vascas pone crecientemente en claro lo que muchos pensábamos: el problema es la ausencia de una organización federal de la supranacionalidad española, y no meramente la violencia de Eta. Esta última, que ignora los derechos elementales de las personas a la vida, para empezar debe ser reprimida sin recurrir a medios ilegales (ni tampoco a medios de dudosa legalidad). Que la alianza política vasca contraria a la coalición PP/PSPE sea mayoritaria, y la impaciente prepotencia del PP, auguran una agudización de los problemas en Euskadi a la vuelta del verano. El PSOE, internamente federal pero en este asunto vagón de cola del PP, debería contemplar un cambio de alianzas o acabará votando un estado de excepción. Los problemas de Euskadi no se resolverán si no se tiene ante los ojos el final deseable: la paz y la reconciliación entre los vascos. Con ese objetivo tal vez haya que lamentar la ilegalización de Batasuna, de toda Batasuna. En Irlanda su análogo, el Sinn Fein está siendo un instrumento de pacificación. Aquí, sin embargo, el chauvinismo del PP piensa aún en términos de «victoria». ¿Sobre quién? hemos de preguntar; ¿sobre las libertades en Euskadi? ¿También sobre las nuestras?
Catequesis en la escuela. ¡Qué lejos quedan los tiempos en que se proyectaba una escuela pública laica! Pero el PSOE de Felipe González, al igual que la Convergència de Pujol, pactaron con la patronal eclesiástica la financiación pública de la escuela privada. Los derechos de los niños quedaron subordinados a los privilegios de los curas. Y ahora éstos quieren más: quieren que se les financie la catequesis en la escuela. Los gobernantes del PP alegan que el catecismo no será obligatorio, sino optativo. ¡Pues no faltaría más! Mucho hablar, sí, de «la importancia del hecho religioso», pero lo cierto es que a los niños y jóvenes el poder les birla el conocimiento de la historia, que es donde ese «hecho» se produjo. Muy modestamente, propugnaríamos un conocimiento del hecho religioso que incluyera las hazañas de los curas cristeros en la guerra civil, la alianza del trono y del altar, los progromos de judíos incluyendo el gran progromo de su expulsión de Sepharad, las hogueras y tormentos inquisitoriales españoles o las guerras de religión europeas. Hechos, todos, que tienen un componente religioso. Pero en la asignatura de historia.
Lula, Príncipe de Asturias. A Lula le han dado el premio Príncipe de Asturias. Hay que felicitar al Príncipe de Asturias.
Tabaco. El mismo día que se anunciaba la nueva polítca antitabaco de la Unión Europea la prensa daba cuenta del cierre de la unidad de deshabituación del tabaquismo del hospital Clínico de Barcelona por falta de presupuesto.
La adicción nicotínica es de las más intensas que se conocen aunque el mono de la deshabituación es de los más fáciles de soportar si se cuenta con alguna ayuda terapéutica. Los efectos nocivos del tabaco sobre la salud son manifiestos aunque no cause tantas muertes ni minusvalías como el automóvil. Por otra parte, la renta fiscal que grava el consumo de tabaco ha sido y es aún una especie de Potosí para las haciendas públicas de los países occidentales. Por eso no parece razonable, si nos situamos en una perspectiva de democracia de ciudadanos, que las medidas emprendidas para desincentivar socialmente la adicción al tabaco consistan simplemente en aumentar los impuestos que lo gravan y en reprimir a las personas los pagan.
Es evidente que los no fumadores han de soportar las molestias que los fumadores pueden ocasionar, unas molestias magnificadas además por las campañas antitabaco pero en cualquier caso mucho menores que las causadas por el automóvil privado a quienes prescinden de él, no lo olvidemos. La política pública de enfrentar a los fumadores con los no fumadores es un buen ejemplo del hacer normal de la política en estas pseudodemocracias. Más juicioso sería reconocer que todos, fumadores y no fumadores, tenemos un problema causado por el tabaco. Y basar la solución en el establecimiento de espacios diferenciados para unos y otros en el ámbito público, como se hace en tantos países, y en facilitar a los fumadores los medios para la desintoxicación. El cierre de la unidad antitabaco del Clínico barcelonés, tan neoliberal en sus motivaciones, anuncia más bien un futuro no sólo de impuestos sino también de multas, prohibiciones y sobre todo de malos humores para todo el mundo.
7 /
2003