La política electoral, si bien no debe desestimarse, no puede ubicarse en el centro de ninguna acción política radical seria, orientada a cambiar las instituciones que sustentan el sistema político, desmantelar las ideologías hegemónicas y fomentar el tipo de conciencia de masas en que habría de basarse un cambio social y político desesperadamente necesario.
La distancia del presente. Auge y crisis de la democracia española
Akal,
Madrid,
400 págs.
Miguel Muñiz
Tras el revuelo provocado por su anterior libro “La trampa de la diversidad”, y tras resistir la agresiva campaña de boicot desatada en las redes sociales por un sector del “progresismo alternativo”, campaña sobre la que el autor reflexiona con detalle en el capítulo 9 de este nuevo libro, Daniel Bernabé pasa a aplicar las conclusiones de su primera obra a un período muy concreto.
Para remarcar su importancia, una breve digresión.
Las pautas informativas del liberalismo han creado un modelo de periodismo mayoritario (muy bien analizado por Pascual Serrano) que se sintetiza en una fórmula: fidelidad a la actualidad que dictan los poderes; ello supone un seguimiento estricto —sea crítico o justificativo— de cada coyuntura mediante comunicadoras/comunicadores famosos y muy publicitados, o por artesanos de la crónica cotidiana. Se comparten pautas fácilmente identificables: saber callar en lo que toca, tener el nivel de elogio, o de crítica, adecuado, y conocer qué líneas rojas no hay que traspasar.
Luego está el otro periodismo, el que antepone profesión a coyuntura, veracidad a gustos del público, el que investiga. Una lista (ni muy escasa ni muy larga), que incluiría nombres conocidos, y controvertidos, como Gregorio Morán, Pascual Serrano, Rafael Poch de Feliu, Víctor Saura, Marta Peirano, etc., y otros menos conocidos. Son los que se arriesgan, se implican, toman partido pero luchan por mantener la objetividad, investigan, se especializan, tienen memoria, aportan claves y, sobre todo, trascienden la actualidad de moda. En este grupo estaría Daniel Bernabé.
El libro es necesario y ambicioso. Necesario porque implica reflexión, voluntad de orientar al lector superando el griterío informativo (casi caos), impuesto por la coyuntura cotidiana, un griterío que ha marcado diez años claves en la historia de este país (2010 – 2020), un griterío que busca (y que consigue la mayoría de las veces) embotar la sensibilidad del público receptor, mediante la acumulación de escándalos (de corrupción y de otros tipos), sensacionalismos, rumores, informaciones contradictorias, tuits, vocerío de “opinadores”… Libro necesario porque aporta perspectiva.
Y ambicioso, por la aplicación concreta de la teoría contenida en “La trampa de la diversidad”. A estas alturas, y en gran medida gracias a esa obra de Bernabé, sabemos que la trampa de la diversidad es la trampa de la identidad, que uno de los éxitos del neoliberalismo ha sido reducir/vehicular casi todos los conflictos en clave identitaria, levantando muros entre ellos.
Aporto un ejemplo que no está sacado del libro para ilustrar este punto. Proviene del feminismo, un fragmento de un breve artículo en que su autora reflexiona sobre el concepto de género, diferenciando entre sus inicios comunes, instrumentales, y su condición actual de barrera:
“¿Cuándo se jodió la marrana entonces? Aunque el proceso es muy largo y complejo para reducirlo a 500 palabras, creo que la conversión de la noción de género como imposición social a la idea de género como identidad se produce cuando se abandona el estudio de la organización social y las relaciones de poder derivadas de la división sexual y se reemplaza por el estudio de las subjetividades y el psiquismo individual. Es decir, cuando se pasa de analizar la sociedad como estructura jerarquizada a la sociedad como suma de individualidades autónomas. Cuando se desprecia lo colectivo y se entroniza lo personal. Cuando se fabula con que cada uno puede elegir su propia posición en el mundo sin atender a las condiciones materiales de existencia ni a las relaciones de poder inherentes a la jerarquización social. Cuando se propone que se puede subvertir el sistema convirtiendo la vida en una performance. Cuando la realidad deja de ser algo objetivo, exterior al individuo y se predica absurdamente que cada uno puede construir su propia realidad.” [1]
Diagnóstico genérico, pero acertado. Profundizar ese diagnóstico exige pasar de las 500 palabras a las 400 páginas de La distancia del presente. Diez años, diez capítulos, precedidos de uno introductorio que sintetiza la década anterior. Cada capítulo detalla hechos, sus causas, y claves que permiten entenderlos. Un análisis rico e imposible de sintetizar. Sólo unos breves apuntes para despertar interés: el auge de la democracia a la que alude el título (2010) se identifica con la eclosión del movimiento de indignación ciudadana causado por el estallido del capitalismo especulativo en 2008, la decadencia (2020) se plasma en la disolución de la indignación, integrada políticamente pero socialmente desestructurada, y sin perspectivas definidas.
Más apuntes: no hay complacencia, ni mitificación, en el análisis de la reacción social de 2011. El capítulo 4 (2013) aborda el marco social y económico en que se encuadra la indignación del 15M detallando sus limitaciones, denuncia trampas del lenguaje, como priorizar lo común sobre lo público, o reducir igualdad a diversidad. El capítulo 5 (2014) expone crudamente la cuestión generacional, las limitaciones de una movilización social falta de cultura organizativa por la dimisión de las izquierdas durante décadas. Se detallan (2017) los éxitos y las miserias del procés en Cataluña desde una mirada distante y externa, se constata la inmensa trampa que el procés supuso para las izquierdas, y se apunta su cuota de responsabilidad en la eclosión del otoño rojigualdo que dará nueva forma política a la ultraderecha, y en el papel que juega la violencia en Cataluña con motivo de la sentencia, violencia azuzada desde el poder político (2019). También se analizan (2018) las causas de la persistencia de Rajoy, pese a unos escándalos de corrupción que hubiesen dado al traste con varios gobiernos europeos, se desmenuzan las lógicas que condujeron a la destitución, y el detalle de las presiones que bloquearon un gobierno PSOE–UP hasta enero de 2020.
Esto son sólo breves apuntes, la calidad del libro exigiría una recensión de decenas de páginas. No merece la pena, pues todo se pueden sintetizar en tres palabras: es necesario leerlo. Y luego reflexionar.
[1] Género, de imposición social a identidad. Juana Gallego (01/09/2020) https://rebelion.org/genero-de-imposicion-social-a-identidad/
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