¿Cómo viven los vivos con los muertos? Hasta que el capitalismo deshumanizó a la sociedad, todos los vivos esperaban la experiencia de la muerte. Era su futuro final. Los vivos eran en sí mismo incompletos. De esa forma vivos y muertos eran interdependientes. Siempre. Sólo una forma de egotismo extraordinariamente moderna rompió esa interdependencia. Con consecuencias desastrosas para los vivos, ahora pensamos en los muertos en términos de los eliminados.
Opción Cero. El reverdecimiento forzoso de la Revolución cubana
La Catarata - FUHEM Ecosocial,
Madrid,
270 págs.
Miguel Muñiz
Este libro marca una etapa intermedia en la trayectoria de Emilio Santiago Muiño iniciada en 2004 cuando, según testimonio propio, se implicó en los conflictos asociados al límite de los combustibles fósiles, y que llega a 2019, cuando publica ¿Qué hacer en caso de incendio?. Manifiesto por el Green New Deal, junto a Héctor Tejero; obra que promovió un interesante debate y una reflexión de la que intentamos dar cuenta en este boletín.
El libro es un amplio resumen divulgativo del ingente trabajo de investigación desarrollado en su tesis doctoral, presentada en 2015 en la Universidad Autónoma de Madrid, tras pasar siete meses en Cuba investigando directamente el período especial: la etapa, entre 1991 y 1999, en que la isla pudo sobrevivir pese al hundimiento de la URSS y el Bloque del Este, pilares centrales de su económía.
Esa estancia y la tesis doctoral marcan la reflexión vital de Santiago Muiño sobre el colapso social y ecológico (lo explica en las Palabras finales del libro), porque la importancia de lo sucedido en Cuba, incluso desde distancias sociales y ecológicas tan considerables como las que nos separan desde la Península Ibérica, es innegable. La reflexión final del capítulo 1, con la que el autor se posiciona antes de entrar en el tema, lo sintetiza muy bien.
“(…) desde los años noventa. Cuba (…) se convierte en uno de los pocos bancos de prueba con que puede contar la ciencia social para saber como afecta un declive energético súbito a una nación industrial y de qué forma se pueden mitigar sus peores impactos. Teniendo en cuenta que sostenibilidad y poscapitalismo son realidades necesariamente convergentes, Cuba se ha convertido en una parada obligatoria para estudiar, en los hechos, muchas de las incertidumbres ecosociales que hoy están en curso.”
En los hechos es la expresión que determina la importancia de la obra. Quiénes llevamos años interviniendo en ámbitos ecológicos y sociales disponemos de un volumen de literatura teórica y analítica abrumador, que en ocasiones es meramente especulativo, sobre lo que implica el colapso. En contraste con ese empacho de ideas y datos, la reflexión de primera mano del conjunto de la obra de Santiago Muiño es una estimulante combinación de datos, conocimiento y sabiduría. Sólo por ésto su lectura es necesaria, aunque hay que tener en cuenta factores que aumentan el interés.
Comentar un libro implica recensionarlo, reorganizar su contenido desde el planteamiento crítico; el mejor homenaje (opino) que se pueden hacer a la honestidad intelectual y el valor del autor. Honestidad y valor que se refuerzan cuando manifiesta su afinidad con el pensamiento libertario, lo que añade calidad y rigor a lo que escribe, y permite a quién lo lee diferenciar entre hechos, datos e interpretaciones, y formarse una opinión propia.
Así, se pueden valorar las 11 páginas del capítulo 2 como una buena exposición de reflexiones y consideraciones de todo lo publicado sobre el período especial; y las 78 páginas de los capítulos 3, 4, y 5 como un valioso acopio de hechos y datos; hechos tratados sin eludir las contradicciones que impone la mostrenca realidad (excelente en este sentido el capítulo 5), y datos expuestos con las cautelas metodológicas imprescindibles.
Las siguientes 78 páginas, capítulos 6, 7 y 8, contienen la reflexión que provoca todo lo anterior, combinando el marco cubano y el pensamiento del propio autor. Condición necesaria para un trabajo antropológico honrado.
Y las 57 páginas de los dos capítulos finales son un intento de profundizar en las vinculaciones de la experiencia cubana vinculándolas al marco en que el profesor Santiago Muiño despliega activismo social y político en sentido amplio (no partidista). Son, creo, de la parte menos lograda y más prescindible del libro. Aunque mi juicio está marcado por mi experiencia activista, por lo que otras personas pueden valorarlos de forma muy distinta.
Siete reflexiones globales sobre el contenido
– A lo largo de todo el texto se desarrolla un debate transversal para desmentir la llamada hipótesis de la Cuba Verde: un imaginario idealizado (e interesado) desplegado desde el contexto internacional ecologista –o, más bien, Oenegista— que presenta Cuba como una sociedad que ha superado una experiencia de colapso energético y que, además, ha sentado las bases de un modelo agroecológico sostenible.
– Otra constante transversal se entiende mejor desde una anécdota. El profesor Santiago Muiño reproduce una ingeniosa ironía de la sociedad cubana sobre el obstáculo que supone en muchas ocasiones la omnipresente burocracia estatal: “Para cada solución, tenemos un problema”. Pues bien, se podría hacer una adecuación del dicho para definir el pensamiento libertario del autor, vendría a ser algo así como: “Para cada acierto del Estado cubano el libro tiene un problema”; cosa que se comprueba en la omnipresencia de la conjunción adversativa “pero” cada vez que se analiza una intervención estatal acertada. Escepticismo que, sin embargo, no resta calidad al análisis.
– Lo que lleva al punto clave del papel del Estado. Pese a reconocer en varias ocasiones el capital de legitimidad que la revolución cubana conserva ante una parte importante de la sociedad, legitimidad que ha sido causa parcial del éxito de su (imperfecta) supervivencia; una legitimidad que se proyecta en el Estado que la encarna (sin negar la existencia de cierta corrupción puntual que la cuestiona); pese a todo eso, abundan calificativos negativos genéricos sobre ese Estado a lo largo de todo el libro: paternalismo, ingerencia, verticalismo, obstruccionismo, asfixia, gigantismo, autoritarismo, etc., complementados, además, con una valoración ambigua (como no podría ser de otra manera) del papel del mercado.
– Sin que eso oculte las referencias a servidumbres que la política real impone a los discursos idealistas. Sirva, como ejemplo, la síntesis de acertadas conclusiones que el autor extrae de la entrevista con Ramón Pichs (pag. 163), o la explicación que da del rechazo universal (disidencias incluidas) al bloguero Erasmo Calzadilla por la difusión argumentada del conflicto energía – crecimiento, implícito en el peak – oil (pg. 165). Dos casos (entre muchos otros) de correcciones de la cruda a alternativas desplegadas en papel.
– Otra constante es el inventario de incertidumbres y limitaciones sobre la cobertura de necesidades de alimentación en Cuba aún manteniendo la defensa del modelo agroecológico emergente. Disperso a lo largo del libro, las páginas 128, 133 y 135 son un ejemplo ilustrativo.
– Toda la obra muestra el peso abrumador de la hegemonía de la modernidad como bloqueo a las alternativas. La conclusión que se obtiene es que no se iniciará una transición social, energética y ecológica, en ninguna sociedad sin que se dé un colapso previo. La reflexión de la página 209, incluida la nota a pie de página sobre los trabajos desarrollados en la hoy inexistente República Democrática Alemana sobre las necesidades, refuerzan la conclusión. De paso, apuntan el error que supone, en este contexto, intentar dar dimensión social a algo personalmente tan importante como la autocontención.
– Quizás el punto más débil de libro sea el valor excesivo que otorga a algunos testimonios individuales; especialmente en capítulo 9, en que un comentario o anécdota expresados en el curso de una entrevista, o una conversación informal, se eleva a la categoría de tendencia social ilustrativa de lo que que determinará el futuro, sin sopesar ni la volubilidad del estado de ánimo de la persona que la formula, ni la coyuntura en que se produce.
Dos apuntes impuestos por el momento en que se redacta este comentario.
La pandemia global del coronavirus, al margen de la desvinculación entre datos estrictos y aprovechamiento mediático en clave “doctrina de Shock”, indica una variable del colapso que no se corresponde con lo sucedido en Cuba. Es una advertencia de que los acontecimientos, y la construcción social que los acompaña, no siguen nunca una pauta determinada. Pero, sin embargo, el libro apunta datos valiosos a tener en cuenta en cualquier escenario.
Pero incluso en este tiempo de pandemia global, las actuaciones estatales de Cuba siguen siendo un ejemplo para muchas personas o, como mínimo, un factor geopolítico a considerar y respetar.
Y una nota personal de cierre. En las tres obras que marcan la reflexión del profesor Santiago Muiño sobre Cuba, aparecen referencias puntuales a la novela experimental de Úrsula K. Leguin El eterno regreso a casa, de 1985. Como alguien que comparte el gusto por una parte de la obra de la escritora anarquista – taoista – mística norteamericana creo modestamente que, sin embargo, es Los desposeidos (1974) la novela de la misma autora que imagina y elabora mejor la épica de superación, humanismo, y contradicciones, de una sociedad alternativa marcada un ideal y determinada por las carencias.
[Miguel Muñiz Gutiérrez mantiene la web divulgativa sobre implicaciones de energía, transición, colapso y resiliencia http://www.sirenovablesnuclearno.org/]
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2020