La principal conversión que los condicionamientos ecológicos proponen al pensamiento revolucionario consiste en abandonar la espera del Juicio Final, el utopismo, la escatología, deshacerse del milenarismo. Milenarismo es creer que la Revolución Social es la plenitud de los tiempos, un evento a partir del cual quedarán resueltas todas las tensiones entre las personas y entre éstas y la naturaleza, porque podrán obrar entonces sin obstáculo las leyes objetivas del ser, buenas en sí mismas, pero hasta ahora deformadas por la pecaminosidad de la sociedad injusta.
El tiempo pervertido
Akal,
Madrid,
256 págs.
A.R.A
Compré el libro por el subtítulo. Quizás lo más engañoso, puesto que no he sabido encontrar en él una reflexión profunda de hacia dónde debería avanzar la izquierda. Estamos tan necesitados de buenas propuestas que buscamos encontrarlas con demasiada facilidad. Lo que sí encontré es un magnífico texto que analiza los procesos estructurales, culturales y sociales que han facilitado la hegemonía del capital y la neutralización de la izquierda. Muchas de las cosas que explica son conocidas pero están explicadas de forma sistemática, con rigor y buena documentación. Particularmente sugerente es la idea que la idea de progreso, de futuro, ha pasado de ser una idea dominada por la utopía a ser un “diktat” tecnocrático que nos impone aceptar los cambios impuestos desde arriba como inapelables. Para encontrar salidas a la situación actual, un trabajo como este es útil en tanto nos orienta sobre dónde están los problemas, y dónde las estructuras que condicionan nuestra praxis cotidiana.
3 /
2019