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Miguel Muñiz

Sobre conflictos escenificados y conflictos reales

El 20 de octubre el gobierno nombró por Real Decreto, es decir, por procedimiento de urgencia, a Javier Dies Llovera, persona de profundas convicciones pro-nucleares, como nuevo miembro del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) en sustitución de Antoni Gurguí Ferrer, que llevaba más de 9 años en el organismo y cumplía mandato. Se zanjaban así dos meses de estira y afloja sobre la persona que debía asumir el relevo [1].

El nombramiento se produjo el día anterior al cierre del período de sesiones de la legislatura y la urgencia es comprensible. Las elecciones del 20-D pueden desembocar en un escenario político incierto; era prioritario proteger el CSN de potenciales alteraciones que pudiesen afectarlo. El CSN es una pieza clave para alargar el funcionamiento de las centrales atómicas a 60 años (la actual reivindicación de la industria y los grupos de presión pro-nucleares) y lavar la cara de la industria nuclear.

La noticia pasó según las normas de la agenda impuesta, es decir, con la discreción habitual que domina la información sobre nucleares en estos tiempos, pero leyendo la escasa prensa que se hizo eco de ella destacaba el contraste entre la irrelevancia del cambio y el ruido político generado. El cambio supone el relevo de un pronuclear declarado por un declarado pronuclear, los dos, además, de Cataluña; el que el pronuclear saliente militase en CDC y el entrante en el PP catalán, resulta banal: ambos partidos son partidarios de mantener el negocio atómico al precio (humano, ambiental, social…) que sea necesario. En Cataluña, además, el tan publicitado e hipotético proceso de creación de un estado propio ya ha puesto por escrito su voluntad de garantizar 60 años de funcionamiento a las centrales atómicas de Ascó y Vandellós.

La escenificación de un conflicto político permite disimular el verdadero conflicto. A efectos del papel que juega el CSN en el lobby atómico la sustitución significa menos que nada; sin embargo, los escasos titulares denunciaban que el CSN quedaba en manos del control total del PP, que se reducía el pluralismo, o que se dañaba la independencia del organismo. Incluso una organización ecologista, confundiendo el teatro con la realidad, emitió una nota de prensa en el mismo tono [2].

Basta repasar el historial de complicidades, ocultamientos, favores y lavado de imagen de la industria atómica desarrollado por el CSN en los, pongamos, últimos 15 años, para valorar su independencia respecto al verdadero conflicto, que es la amenaza que los intereses de la industria atómica suponen para la sociedad y el medio ambiente. Recordemos tan solo, para no repetir enumeraciones conocidas, el papel del CSN en momentos estelares como la corrosión de la refrigeración de Vandellós 2 o la fuga de Ascó, o el último episodio de ocultamiento de informes técnicos que cuestionaban la elección de Villar de Cañas como emplazamiento del cementerio radioactivo.

Pero plantear las cosas como son, y no como se representan, supone un ataque al trabajo constante de desviar la atención informativa de puntos claves de ecología, sostenibilidad y salud. Una alteración en la agenda impuesta. Nada mejor que escenificar un conflicto aparente para ocultar el verdadero conflicto. Ello requiere, a) que se presente al CSN como lo que no es (un organismo técnico e independiente), b) que se use una jerga técnica complicada cuando toca informar de algo importante o conflictivo, c) que se de prioridad a las discusiones entre partidos para ocultar el consenso nuclear dominante y, d) que se incorpore alguna minoría discrepante para aparentar pluralismo.

La aceptación de la entrada de Cristina Narbona como miembro del CSN respondió a esa estrategia, marcada por los escándalos de Doël y la catástrofe inacabable de Fukushima; una voz crítica en un grupo de cinco consejeros es algo tolerable, puede ser integrada. Ofrece un suave maquillaje de tonalidad democrática.

Si se respetasen, por ejemplo, los datos de la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas y otros estudios de opinión sobre la cuestión atómica, si se respetase la opinión de la sociedad, en suma, y si se considerasen los hechos, la mayoría de los miembros del CSN serían personas críticas con la energía atómica. Pero son los que mandan quiénes regulan la gestión de la “gobernanza” sobre los mandados.

La premisa para entrar en un círculo como el CSN es asumir el papel que te toca en el teatro, por eso las declaraciones de los admitidos deben de ajustarse a la estrategia de distracción. Gozar de la concesión de estar en el CSN (bien como consejero, como asesor, o como parte de los mecanismos de participación) significa prestarse al juego de usar un giro de expresión, citar un recurso o un vacío normativo para justificar cualquier cosa que haya que justificar [3].

Porque las decisiones verdaderamente importantes no se dejan al azar, ni se toman en las reuniones de un organismo. Antes se producen llamadas, encuentros informales, mediaciones, transacciones en pasillos, o en lugares públicos o privados. Cuando lo importante ha sido concretado se escenifica la decisión en torno a la mesa oficial del organismo; y si se cuenta con una opinión crítica mejor que mejor, es la prueba indiscutible de que el organismo está abierto a todas las opiniones.

Dos opiniones de cinco podrían ser demasiado, el relevo era tan urgente como necesario.

 

Los enlaces

[1] Desde el 11 de septiembre el nombramiento del señor Javier Dies sobrevuela sobre las instituciones encargadas de pronunciarse. No se han recogido opiniones que cuestionen el alineamiento acrítico de este señor con la industria nuclear, especialmente llamativo desde Fukushima.

http://elperiodicodelaenergia.com/el-gobierno-propone-a-javier-dies-llovera-como-consejero-del-consejo-de-seguridad-nuclear/

http://www.europapress.es/sociedad/medio-ambiente-00647/noticia-rechazado-nombramiento-javier-dies-llovera-consejero-csn-20150929141400.html

https://www.csn.es/noticias-csn/2015/-/asset_publisher/tbX5DqDjPdHo/content/javier-dies-nuevo-consejero-del-consejo-de-seguridad-nuclear-csn-

Sobre el antecesor:

http://quienmanda.es/people/antoni-gurgui-ferrer

[2] Ejemplos del tratamiento informativo del relevo:

http://www.eldiario.es/sociedad/consejo_de_seguridad_nuclear-ATC-transparencia_0_443406521.html

http://vozpopuli.com/economia-y-finanzas/70174-el-gobierno-coloca-en-el-csn-a-un-hombre-afin-a-enresa-para-acelerar-el-basurero-nuclear

http://ecodiario.eleconomista.es/sociedad/noticias/7036102/09/15/La-oposicion-se-queja-de-politizacion-del-CSN-y-no-acepta-a-Javier-Dies-por-ser-propuesto-por-el-PP-sin-preguntar.html

http://www.ecologistasenaccion.org/article30922.html

Sobre el último ejemplo de independencia del CSN:

http://www.publico.es/politica/csn-oculto-informe-dudas-tecnicas.html

[3] El papel que juegan las voces críticas para mantener esta ficción es determinante y llevan aparejados curiosos cambios de postura y malabarismos verbales tan normales en la política:

http://www.publico.es/sociedad/narbona-olvida-postura-garona-ahora.html

http://www.eldiario.es/politica/CSN-agencia-promocion-energia-nuclear_0_118638733.html

 

[Miguel Muñiz es miembro de Tanquem les Nuclears–100% Renovables y mantiene la web www.sirenovablesnuclearno.org]

26 /

10 /

2015

¿Cómo viven los vivos con los muertos? Hasta que el capitalismo deshumanizó a la sociedad, todos los vivos esperaban la experiencia de la muerte. Era su futuro final. Los vivos eran en sí mismo incompletos. De esa forma vivos y muertos eran interdependientes. Siempre. Sólo una forma de egotismo extraordinariamente moderna rompió esa interdependencia. Con consecuencias desastrosas para los vivos, ahora pensamos en los muertos en términos de los eliminados.

John Berger
Doce tesis sobre la economia de los muertos (1994)

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