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La Biblioteca de Babel

Guía para una mundialización alternativa

Estúpidos hombres blancos

El nuevo imperialismo

El lucernario. La pasión crítica de Manuel Azaña

El gran engaño

Alto riesgo. Los costes del progreso

Entre las cuerdas. Cuadernos de un aprendiz de boxeador

Malabaristas de la vida. Mujeres, tiempo y trabajo

Eco-economía. Para una economía a la medida de la Tierra

Informe 2003

La comunidad, la muerte, Occidente. Heidegger y la "ideología de la guerra"

Desgracia

Un mundo que ganar. Historia de la izquierda en Europa, 1850-2000

Sobre la historia natural de la destrucción

Bienestar insuficiente, democracia incompleta. Sobre lo que no se habla en nuestro país

La gran transición. Rusia, 1985-2002

Un séptimo hombre

Una fuerza del pasado

Le terrorisme alimentaire

Antología

Las estructuras sociales de la economía

La intimidad de la serpiente

Paseos con mi madre

El PSUC

Rebeldes y reaccionarios. Intelectuales, fascismo y derecha radical en Europa

El niño / El bachiller / El insurrecto

Por el bien del imperio

La gramática descomplicada

Hay alternativas

Sujetos de un contra-discurso

El holocausto español. Odio y exterminio en la guerra civil y después

Nueva York

El banco

Josep Pla i la raó narrativa

El tamaño de una bolsa

Weimar entre nosotros

Un derecho para dos. La construcción jurídica de género, sexo y sexualidad

Los emigrados

El hombre duplicado

El respeto. Sobre la dignidad del hombre en un mundo de desigualdades

Condicions de l'empresonament a Catalunya. Informe General 2003

Porto Alegre se mueve

El Atlas de "Le Monde Diplomatique"

Poliética

Cansancio del Leviatán. Problemas políticos en la mundialización

La principal conversión que los condicionamientos ecológicos proponen al pensamiento revolucionario consiste en abandonar la espera del Juicio Final, el utopismo, la escatología, deshacerse del milenarismo. Milenarismo es creer que la Revolución Social es la plenitud de los tiempos, un evento a partir del cual quedarán resueltas todas las tensiones entre las personas y entre éstas y la naturaleza, porque podrán obrar entonces sin obstáculo las leyes objetivas del ser, buenas en sí mismas, pero hasta ahora deformadas por la pecaminosidad de la sociedad injusta.

Manuel Sacristán Luzón
Comunicación a las jornadas de ecología y política («mientras tanto», n.º 1, 1979)

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