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Notas

El arte de aprender a no ser machistas

Una jugada maestra con las autopistas de la Generalidad de Cataluña

El discurso de la identidad y la reacción

Varados en ninguna parte

¿Viene otra crisis?

Utopía y emancipación social

Sin futuro para nuestro alumnado

Seguridad y espacio público

«Chernobyl»

La resaca del ciclo electoral

Los amigos de las desigualdades

15M en Brasil: un tsunami en la educación

Los alumnos/as del grupo E

Nuevo gobierno: ¿nueva educación?

28 de abril: más luces que sombras

La manía de etiquetar: uso y abuso del 'charnego'

Propuestas modestas sobre lo que debería hacerse en política económica

Un futuro para nosotros

Escoger escuela, racismo, clasismo…

¿Cuántas personas recuerdan hoy Chernóbil?

Autoinculparse en favor de los Jordis

Las naciones inventadas

Obituario: Rafael Sánchez Ferlosio

«¿A quién votarías en Madrid?»

A partir de un proceso

La tenue línea roja. De economía roja, verde y violeta

¿Y nosotros en qué creemos?

Lecciones extraíbles de la huelga feminista

La letra pequeña del acuerdo nuclear

Militarismo y ecofascismo

¿Qué innovación llegará a todos los centros?

¿Milagro o espejismo?

¿Cuatrienio negro?

Fukushima 2019, avances prácticos para normalizar la catástrofe

Entrevista a Joaquim Sempere

Sobre el juicio al «procés» (maldita hemeroteca)

Agencias neoliberales

¿Adónde vamos?

Retortillo, nunca cantar victoria sin conocer la respuesta del adversario

(Eco)socialismo o barbarie: pues va a ser barbarie

La insensatez de la división

Impuestos y riqueza social

Sobre el juicio al procés (III)

¿Brexit o Brought: salida o expulsión?

¿Permitirá la LORE ser libres hasta el final de la vida?

La principal conversión que los condicionamientos ecológicos proponen al pensamiento revolucionario consiste en abandonar la espera del Juicio Final, el utopismo, la escatología, deshacerse del milenarismo. Milenarismo es creer que la Revolución Social es la plenitud de los tiempos, un evento a partir del cual quedarán resueltas todas las tensiones entre las personas y entre éstas y la naturaleza, porque podrán obrar entonces sin obstáculo las leyes objetivas del ser, buenas en sí mismas, pero hasta ahora deformadas por la pecaminosidad de la sociedad injusta.

Manuel Sacristán Luzón
Comunicación a las jornadas de ecología y política («mientras tanto», n.º 1, 1979)

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