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Notas

Identidades

Marcelino Camacho

Sube la tensión

La crisis laboral: Covid y estructura

Entre la dignidad y la humillación

Notas sobre el Hirak argelino

Frente a la precariedad de las trabajadoras del hogar y del cuidado... ¡Acción política!

Mario Molina (1943-2020)

Señales de peligro

Monotonía... tras los cristales

Innovación para los bolsillos

Explotación, precarización y COVID

Concentración de capital y pobreza: de la Caixa al Ingreso Mínimo Vital

Dos derechas y una izquierda débil

¿Cómo miramos a los otros?

Más escuela, menos virus

Política en tiempos confusos

Reconstrucción y presupuestos

No nos alcanzan las promesas

A propósito del archivo de la querella por la ejecución de Puig Antich

"Chicos, tenemos que hablar"

Zoonosis: breve nota informativa

Nuevas tecnologías y trabajo

El pasado nunca vuelve

Jerarquía, reconocimiento, desigualdades

Trabajadoras del hogar y de los cuidados en lucha por su dignidad

Propuestas para reconstruir la Sanidad Pública después de la pandemia

Vulnerabilidades, pactos, empresarios y reformas

Sobre colapsos, ecosocialismos y coronavirus (y II)

Protofascismo

Semanas con las escuelas cerradas. ¿Y ahora qué?

Las desigualdades de la pandemia

Planet of the Humans: de la mitificación a la mistificación

Daños colaterales

La hora de las demandas

Sobre colapso, ecosocialismo y coronavirus (I)

¿Armas o salud? El presupuesto de Defensa de 2020

Sobre metáforas y hegemonías culturales

A Julio, un adiós

Política en tiempos de confinamiento

No repetir 2008

Diálogo ecologista desde la desesperación

Covid-19: ¿un mal sueño o una nueva realidad?

La producción de riqueza es siempre colectiva

Covid-19: del Estado de Alarma a la Emergencia Climática

La diferencia fundamental [de la cultura obrera] con la cultura de los intelectuales que tan odiosa me resultaba es el principio de modestia. El militante obrero, el representante obrero, aunque sea culto, es modesto porque, se podría decir, reconoce que existe la muerte, como la reconoce el pueblo. El pueblo sabe que uno muere. El intelectual es una especie de cretino grandilocuente que se empeña en no morirse, es un tipo que no se ha enterado que uno muere, e intenta ser célebre, hacerse un nombre, destacar… esas gilipolleces del intelectual que son el trasunto ideal de su pertenencia a la clase dominante.

Manuel Sacristán Luzón
M.A.R.X, p. 59

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