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Notas

Acerca de las elecciones europeas

A río revuelto... Sáenz contra el Estado Bienestar

Día D: el segundo frente de la liberación de Europa

La invención de Normandía

Análisis financiero de los trasvases del PHN

Las torturas, una y otra vez

Mercenarios en Irak

La ampliación de la Unión Europea hacia el Este

ZP: primeras nubes

Las dificultades para una justicia penal internacional

Cuando poco es mucho, cuando lo pequeño es grande

España, Europa y el señor Bush

La creciente desnaturalización de Izquierda Unida

Marzo. De la matanza a la política

Las elecciones generales y la agenda de la izquierda alternativa

Noticias sobre Pierre Bordieu

A vueltas con el tabaco

Canibalismo político

Un día en Madrid para compartir ideas alternativas

La vigilancia crece, las libertades disminuyen

Éxodo de multinacionales

Carod-Rovira y el Comité de Actividades Antiespañolas

Rumsfeld y Saddam se dan un apretón de manos

El plebiscito sobre la "Constitución Europea"

El "pacte d'esquerres" y la izquierda

¡No al ALCA!

Los pequeños Guantánamos

El "Prestige", un año después

Nota sobre las elecciones catalanas

Pudor y respeto

Los "sin papeles"

La crisis de la ONU

Las elecciones suizas

Un "otoño caliente" para los transgénicos

La política por arriba: lo que viene

El apagón del mercado

Ingeniería genética y seguridad alimentaria

El doble lenguaje de la Organización Mundial del Comercio

Calor y política

La barbarie cotidiana

La "Convención" y la "Constitución europea"

Especulación y corrupción

¿Reformar para privatizar?

Financiar las pensiones de jubilación es asunto de todos

Aprendizaje de campaña

La principal conversión que los condicionamientos ecológicos proponen al pensamiento revolucionario consiste en abandonar la espera del Juicio Final, el utopismo, la escatología, deshacerse del milenarismo. Milenarismo es creer que la Revolución Social es la plenitud de los tiempos, un evento a partir del cual quedarán resueltas todas las tensiones entre las personas y entre éstas y la naturaleza, porque podrán obrar entonces sin obstáculo las leyes objetivas del ser, buenas en sí mismas, pero hasta ahora deformadas por la pecaminosidad de la sociedad injusta.

Manuel Sacristán Luzón
Comunicación a las jornadas de ecología y política («mientras tanto», n.º 1, 1979)

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