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Notas

De luna a luna. Crónica crítica. Abril de 2005

El mundo laboral en el teatro

John Dimitri Negroponte. El diplomático de la CIA: de Honduras a Irak

De luna a luna. Crónica / Crítica

El referéndum francés

Todo por la competitividad

Bush y su reforma de la responsabilidad civil, o la clemencia del ejecutivo con los ejecutivos homicidas

Pequeña guía bibliográfica para comprender mejor la política exterior de George W. Bush

Elecciones en Iraq

El Carmel: política y economía de la irresponsabilidad

Los euros del sí

Tras el referéndum: Eppure si muove

Seguridad Social: no está rota, que no la arreglen

Política y corrupción

El plebiscito y su espectáculo

El Catolicismo del miedo

Cosas del mundo nuevo

La economía global podría prescindir de Estados Unidos

El salario mínimo, Solbes y la CEOE

Alocución de los Reyes Magos

Mercromina para naufragios

Maastricht y la Constitución

Aburrimiento de la política o política del aburrimiento

La Europa potencia

La política cinematográfica

La opción por Bush de 59 millones de norteamericanos

Matrimonio canónico de homosexuales

Israel nuclear

Un memorial para consolidar la democracia

Josep Serradell, "Román", ha fallecido

Bienvenido, Mr. Chance

Petróleo, coches, mercados, política

Eurotopía

Llamamiento de la Asamblea de Movimientos Sociales

Foro Social Europeo

Materialismo vulgar

Objetores israelíes

Poderes excepcionales antidemocráticos

Elx y Flix: sociedad y capitalismo destructivo

Necrología de una heroína

El presidente anuncia la "sociedad de la propiedad"

Dos años de Uribe

Lecciones de Venezuela

Frente al referéndum: construir un "no" alter-europeísta

Lógica y monarquía

La principal conversión que los condicionamientos ecológicos proponen al pensamiento revolucionario consiste en abandonar la espera del Juicio Final, el utopismo, la escatología, deshacerse del milenarismo. Milenarismo es creer que la Revolución Social es la plenitud de los tiempos, un evento a partir del cual quedarán resueltas todas las tensiones entre las personas y entre éstas y la naturaleza, porque podrán obrar entonces sin obstáculo las leyes objetivas del ser, buenas en sí mismas, pero hasta ahora deformadas por la pecaminosidad de la sociedad injusta.

Manuel Sacristán Luzón
Comunicación a las jornadas de ecología y política («mientras tanto», n.º 1, 1979)

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