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Notas

De luna a luna

La exageración alemana

El embrollo del Estatut

Dos lunas: lectura del verano

El tsunami del golfo de México

De luna a luna. Crónica crítica. Junio de 2005

Foro Social Mediterráneo: un balance

De luna a luna. Crónica crítica. Mayo de 2005

La reforma del sistema educativo español

Las raíces intelectuales de los "neocons"

¿Qué "plan B" para qué Europa?

De papas, pobres y libertades

La incorregible Austria

Las reformas civiles del PSOE: con la Iglesia hemos topado

De luna a luna. Crónica crítica. Abril de 2005

El mundo laboral en el teatro

John Dimitri Negroponte. El diplomático de la CIA: de Honduras a Irak

De luna a luna. Crónica / Crítica

El referéndum francés

Todo por la competitividad

Bush y su reforma de la responsabilidad civil, o la clemencia del ejecutivo con los ejecutivos homicidas

Pequeña guía bibliográfica para comprender mejor la política exterior de George W. Bush

Elecciones en Iraq

El Carmel: política y economía de la irresponsabilidad

Los euros del sí

Tras el referéndum: Eppure si muove

Seguridad Social: no está rota, que no la arreglen

Política y corrupción

El plebiscito y su espectáculo

El Catolicismo del miedo

Cosas del mundo nuevo

La economía global podría prescindir de Estados Unidos

El salario mínimo, Solbes y la CEOE

Alocución de los Reyes Magos

Mercromina para naufragios

Maastricht y la Constitución

Aburrimiento de la política o política del aburrimiento

La Europa potencia

La política cinematográfica

La opción por Bush de 59 millones de norteamericanos

Matrimonio canónico de homosexuales

Israel nuclear

Un memorial para consolidar la democracia

Josep Serradell, "Román", ha fallecido

Bienvenido, Mr. Chance

La diferencia fundamental [de la cultura obrera] con la cultura de los intelectuales que tan odiosa me resultaba es el principio de modestia. El militante obrero, el representante obrero, aunque sea culto, es modesto porque, se podría decir, reconoce que existe la muerte, como la reconoce el pueblo. El pueblo sabe que uno muere. El intelectual es una especie de cretino grandilocuente que se empeña en no morirse, es un tipo que no se ha enterado que uno muere, e intenta ser célebre, hacerse un nombre, destacar… esas gilipolleces del intelectual que son el trasunto ideal de su pertenencia a la clase dominante.

Manuel Sacristán Luzón
M.A.R.X, p. 59

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