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Notas

La refutación del "dogma de la genética"

Empiezan las rebajas

Eleccions chilenas: Una opinión

Vic: nueva etapa de la xenofobia institucional

El mundo diez años después de Seattle

Cuaderno de crisis / 14

Ya son varios los pasajeros del vuelo 253 a Detroit que lo dicen: “Las autoridades mienten sobre lo que realmente pasó"

Fallece el histórico militante y filósofo comunista José María Laso Prieto

Francia: la política identitaria del miedo

Cop-Enhagen

Díaz Ferrán, la historia interminable

Cuaderno de Crisis / 13

Convocatorias por la esperanza

Barcelona/Madrid-Madrid/Barcelona. 40 anys d'acció veïnal/40 años de acción vecinal

Estafa

Una modesta proposición para pedir la dimisión del gobernador del Banco de España

Cuaderno de crisis / 12

Mercantilización y politización del deporte

Los premios “Príncipe de Asturias”

La reforma sanitaria en EE.UU. Un futuro incierto

Woorking poor, working rich

Cuaderno de crisis / 11

El affaire Millet: ¿corrupción a la catalana?

Maestros y discípulos de torturadores que enseñan a sus maestros

Cuaderno de crisis / 10

Las mentiras del G-20

En telegrama

Por qué no pude aceptar un premio

¿Educación inclusiva o cicatería social?

Bases USA en Colombia

Cuaderno de crisis / 9

En defensa del juez Garzón

El esfuerzo y la clase social

Víctimas del terrorismo y víctimas de los terrorismos

Manifiestos

Cuaderno de crisis / 8

Catalunya: educación con clase

Manifiesto en apoyo a la jurisdicción universal

Comunicado acerca de la introducción de limitaciones en el principio de jurisdicción universal

Cuaderno de crisis / 7

La crisis y el crédito

Al margen

Cuaderno de crisis / 6

¿Por qué ahora ellos?

Crisis y corrupción en EADS

La diferencia fundamental [de la cultura obrera] con la cultura de los intelectuales que tan odiosa me resultaba es el principio de modestia. El militante obrero, el representante obrero, aunque sea culto, es modesto porque, se podría decir, reconoce que existe la muerte, como la reconoce el pueblo. El pueblo sabe que uno muere. El intelectual es una especie de cretino grandilocuente que se empeña en no morirse, es un tipo que no se ha enterado que uno muere, e intenta ser célebre, hacerse un nombre, destacar… esas gilipolleces del intelectual que son el trasunto ideal de su pertenencia a la clase dominante.

Manuel Sacristán Luzón
M.A.R.X, p. 59

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