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Notas

(In)consciencia de clase

Morales

Manifiesto “Una ilusión compartida”

La histeria va con el precio

Manos muertas

Palabras rotas sin discurso político

¿Hacia dónde orientar la indignación?

Avanzar sobre dos pies (material para un debate)

La mejor juventud

Las grandes preguntas tras el crack

Cajón Desastre

Bin Laden ha muerto, palabra de honor

Nacionalismo y convergencia de la izquierda estatal

Cuaderno de crisis / 29

Nota sobre el congreso “Pico del petróleo, ¿realidad o ficción?”

Los límites del sistema de partidos y cómo esquivarlos

Bombas de racimo españolas en Libia

Comentarios prepolíticos: 2. Ciudadanos y prepotentes: de Sol a Catalunya

15-m: Hartos de estafas y de impunidad

Cajón Desastre

La directiva sobre asistencia sanitaria transfronteriza: ¿una medida discriminatoria?

Desde mi barrio, 5

Cuánto y hasta cuándo

Cuaderno de crisis / 28

El nuevo reglamento de extranjería o el regreso de Perseo

Haití en el imaginario racista

Las agencias de rating han dejado de estar bajo sospecha...

Cajón Desastre

Contra la impunidad de quienes agreden, acosan y persiguen a quienes defienden el planeta

Las universidades y el apartheid israelí: acabemos con la complicidad

Sin permiso de (casi) nadie

Al compañero Taibo y otros anticapitalistas de buena voluntad

El 23 F en la reescritura de la transición

Cuaderno de crisis / 27

Cartas desde mi retiro

Libia: ¿y tú qué propones?

Informaciones

Cajón Desastre

La trampa audiovisual contra las iniciativas sociales

Radios libres: crónica de un nuevo asalto a la libertad de expresión

La (contra)reforma de las pensiones

Por qué no votamos el acuerdo de pensiones

Cuaderno de crisis / 26

Reformas estructurales de veras

Cajón Desastre

La principal conversión que los condicionamientos ecológicos proponen al pensamiento revolucionario consiste en abandonar la espera del Juicio Final, el utopismo, la escatología, deshacerse del milenarismo. Milenarismo es creer que la Revolución Social es la plenitud de los tiempos, un evento a partir del cual quedarán resueltas todas las tensiones entre las personas y entre éstas y la naturaleza, porque podrán obrar entonces sin obstáculo las leyes objetivas del ser, buenas en sí mismas, pero hasta ahora deformadas por la pecaminosidad de la sociedad injusta.

Manuel Sacristán Luzón
Comunicación a las jornadas de ecología y política («mientras tanto», n.º 1, 1979)

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