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Notas

¿Milagro o espejismo?

¿Cuatrienio negro?

Fukushima 2019, avances prácticos para normalizar la catástrofe

Entrevista a Joaquim Sempere

Sobre el juicio al «procés» (maldita hemeroteca)

Agencias neoliberales

¿Adónde vamos?

Retortillo, nunca cantar victoria sin conocer la respuesta del adversario

(Eco)socialismo o barbarie: pues va a ser barbarie

La insensatez de la división

Impuestos y riqueza social

Sobre el juicio al procés (III)

¿Brexit o Brought: salida o expulsión?

¿Permitirá la LORE ser libres hasta el final de la vida?

Postales de fin de año

Política de las emociones: marea negra, marea amarilla

«Cumbre del clima» en Polonia

Sobre el juicio al procés (II)

Mantras económicos y falsos atajos

Mujeres abandonadas a su suerte

Sobre el juicio al procés (I)

Ensimismados

España, hacia el cierre de las centrales nucleares

La ofensiva reaccionaria

Economía sin frenos: de inercias, lobbies y demandas pseudo-igualitarias

Nuestras contradicciones

Apuntes breves para enmarcar una victoria

La transición a las energías renovables, una oportunidad

La batalla de Barcelona

EE.UU. e Israel o los amores que matan (a otros)

Nadie sin hogar

¿Qué nos enseña la venta de 400.000 kilos de bombas de guiado láser del ejército español a Arabia Saudí?

¿Vuelve el fin del trabajo?

Nuclear, relajado compás de espera en España y cambios en el WNISR 2018

Fontana en su tiempo

A diez años del crac financiero

Las trabajadoras sexuales y la negación de sus derechos

Amenazas veraniegas

Irracionalidad nuclear (y energética) en julio y agosto

Los colores de la democracia

Desfachar España

En la muerte de Josep Fontana

España, sucursal de Nueva York

El nuevo clima

Imperialismo defensivo: de populismos y migraciones

La diferencia fundamental [de la cultura obrera] con la cultura de los intelectuales que tan odiosa me resultaba es el principio de modestia. El militante obrero, el representante obrero, aunque sea culto, es modesto porque, se podría decir, reconoce que existe la muerte, como la reconoce el pueblo. El pueblo sabe que uno muere. El intelectual es una especie de cretino grandilocuente que se empeña en no morirse, es un tipo que no se ha enterado que uno muere, e intenta ser célebre, hacerse un nombre, destacar… esas gilipolleces del intelectual que son el trasunto ideal de su pertenencia a la clase dominante.

Manuel Sacristán Luzón
M.A.R.X, p. 59

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