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De otras fuentes

Por un feminismo más allá de la identidad

Ayuso y su historia de «pomporrutas» imperiales

Revuelta escolar o las calles para los niños

Volver a casa borracha y acompañada

«La guerra trata de devolver la legitimidad interna al régimen de Putin. Todo lo demás es mentira»

Lecciones francesas para la izquierda española

Primera Conferencia de Estados Parte del TPAN

Esta guerra geopolítica es un «crimen geopolítico»

Parar la guerra cuanto antes

La rebelión de la ciencia

Europa: cien años de soledad

Hacia una escalada bélica

Agua del grifo, por favor, y por derecho

Metales estratégicos: reciclaje y compra pública

Sobre feministas imperiales y trabajadoras que pueden ganar

Cambios de régimen

¿El suicidio del dólar?

El gran peligro

La primera guerra de la «Era del Descenso Energético»

Estado de guerra

Por qué relocalizar la extracción de minerales críticos en el Norte global no es justicia climática

Un movimiento obrero sobre tacones

«Esta guerra no era inevitable»

La maldición de la autocracia

¿Ajedrez o parchís?

Hacia una crisis de misiles nucleares en Europa

La orquesta del caos

Estados Unidos: un año de presidencia de Joe Biden

El via crucis de las inmatriculaciones de la Iglesia Católica: una aberración jurídica

La Ley Maestra: una apuesta por la segregación y un atropello parlamentario

Los hombres en el feminismo

Un chiringuito no es una universidad

La crisis del PP y la agenda oculta de Ayuso

La triple vulnerabilidad de las mujeres presas

Las trabajadoras de los cuidados contra los negocios de Florentino Pérez

¿Un feminismo moderado?

Economía solidaria de supervivencia

Antropoceno: ¿serán las armas nucleares nuestro legado en esta era geológica?

«Cualquier día vamos a tener una especie de nueva crisis del Caribe»

Libertad de elección educativa: el disfraz de la mentira

La nueva reforma laboral cierra la puerta a «las kellys»

Una ley patriarcal contra las trabajadoras sexuales

¿Un feminismo centrado en la cuestión sexual o en la transformación social?

Desabastecimiento

Una advertencia sobre el clima y el riesgo de colapso social

La diferencia fundamental [de la cultura obrera] con la cultura de los intelectuales que tan odiosa me resultaba es el principio de modestia. El militante obrero, el representante obrero, aunque sea culto, es modesto porque, se podría decir, reconoce que existe la muerte, como la reconoce el pueblo. El pueblo sabe que uno muere. El intelectual es una especie de cretino grandilocuente que se empeña en no morirse, es un tipo que no se ha enterado que uno muere, e intenta ser célebre, hacerse un nombre, destacar… esas gilipolleces del intelectual que son el trasunto ideal de su pertenencia a la clase dominante.

Manuel Sacristán Luzón
M.A.R.X, p. 59

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