La política electoral, si bien no debe desestimarse, no puede ubicarse en el centro de ninguna acción política radical seria, orientada a cambiar las instituciones que sustentan el sistema político, desmantelar las ideologías hegemónicas y fomentar el tipo de conciencia de masas en que habría de basarse un cambio social y político desesperadamente necesario.
El Lobo Feroz
Cajón Desastre
La imaginaria izquierda catalana
En la manifestación catalana del 10 de julio se consiguió lo que nunca había sucedido: la desaparición de cualquier simbología de izquierdas.
La deriva nacionalista de lo que fue la izquierda es responsabilidad principal de Iniciativa per Catalunya, un partido que será recordado principalmente por eso.
El Lobo cree tener ideas de principio sobre el fondo del asunto. Son:
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El derecho de libre determinación debe ser reconocido a cualquier comunidad que lo exija a través de instituciones que se puedan considerar materialmente democráticas —y no sólo formal y aparentemente, como suelen serlo las instituciones políticas actuales—. La Constitución de 1978, condicionada por la coerción militar y de las instituciones franquistas en la transición, no admite ese derecho. Debe ser modificada.
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En el ejercicio del derecho de libre determinación, las gentes de izquierda deben estar en contra de las secesiones. En contra de las burguesías, nacionalistas o no, y en solidaridad con todos los trabajadores.
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En una sociedad con diversas nacionalidades, la forma del estado ha de ser federal —y, además, republicana—.
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Todos los trabajadores deben tener derechos políticos, lo que exige vincular la ciudadanía a la vecindad civil en España y no sólo a la nacionalidad española.
La privación de los derechos políticos y de ciudadanía a los trabajadores inmigrados avecindados en el país es injustificable.
El Lobo, además de posiciones de principio, considera que en el caso concreto de Cataluña es urgente:
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Contraponerse a las políticas de marginación pública de los castellanohablantes e inmigrantes. Las instituciones públicas han de ser políticamente neutrales ante cuestiones como la lengua y las creencias, religiosas o no, de las personas. Éste es un asunto que afecta a la libertad individual, y nada justifica que las instituciones, cualesquiera que sean, se interfieran en ella. Ahí hay un caso de déficit democrático general: no sólo catalán sino español en general. Como en la xenofobia de las pequeñas instituciones locales y del principal partido conservador de Cataluña, puesta de manifiesto este verano de 2010.
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Hay que denunciar, en Cataluña, la corrupción que afecta o ha afectado gravemente a Convergència, a Unió, al PSC; esto es: a algunos de los principales partidos. Hay que denunciar el uso partidista de fondos públicos por Esquerra Republicana: la vitalidad de pequeñas organizaciones e instituciones secesionistas la estamos financiando entre todos. Y hay que denunciar a Iniciativa per Catalunya bien por su complicidad con el nacionalismo, bien por su adhesión a él.
Ninguno de estos partidos merece el voto o la adhesión de las verdaderas gentes de la izquierda alternativa.
Quizá ha llegado el momento de crear comisiones cívicas para la solidaridad interciudadana y para la búsqueda de alternativas políticas válidas.
El dogma de la reducción del déficit
La obsesión neoliberal por la rápida reducción del déficit público no es un intento de propiciar la salida de la crisis sino una política dirigida a demoler conquistas sociales y fomentar, en la crisis, las ganancias de los de arriba.
Reducir rápidamente el déficit no propicia la salida de la crisis porque mayores impuestos y menores salarios directos e indirectos frenan la actividad económica y eso empeora además las perspectivas de crédito. En cambio alivian los costes empresariales, con lo que los grandes empresarios pueden seguir ganando a pesar de la crisis y quedar situados socialmente mejor que antes.
En 1937, en los Usa, mediada la otra gran crisis anterior a ésta, Roosevelt trató de reducir rápidamente el déficit publico. El resultado fue una grave recaída en la recesión de la que sólo se salió con la segunda guerra mundial. Cuando eso se produzca inevitablemente en España hay que saber ya desde ahora que son responsables de ella los dos partidos políticos más votados y los gobiernos de derechas europeos que imponen las medidas de reducción rápida del déficit.
La (falsa) necesidad de reducción del déficit público se está convirtiendo en un dogma económico gracias a la machacona insistencia de todos los medios y gobiernos de derechas de Europa. En eso vale la afirmación de Goebbels respecto de la mentira repetida mil veces.
Algunos economistas han señalado que con el dogma de la necesidad de reducir el déficit público se engaña a la gente de la misma manera que con las inexistentes armas de destrucción masiva para intervenir en Iraq.
La crisis y el déficit son utilizados para reforzar al empresariado, para reducir los derechos y los ingresos de las gentes que viven de su trabajo.
Ya sabemos cuál es la inversión preferida del empresariado: berlinas y todoterrenos de lujo, yates y amarres portuarios, aviones privados, campos de golf, safaris y cacerías, viajes al quinto pino, residencias suntuosas y variadas, hijos estudiando en los Usa… O sea: invertir no ya en renovación tecnológica sino en bienes de lujo privatizados.
Y seguramente también invierten un poquito en formadores de opinión que defiendan la flexibilidad en el empleo. Muchos borriquitos pican: ahí están las tonterías que en medio de esta crisis circulan por internet.
Fiscalidad para pobres
El escándalo fiscal de España tiene difícil parangón en Europa. Sólo tributan de verdad los asalariados, los jubilados y quienes pagan el iva con sus compras, o sea, los consumidores.
Hay varias zonas de fraude y evasión importantes. Las llamadas grandes fortunas, o sea, el gran empresariado, claro. Pero también los profesionales (abogados, médicos, dentistas, gestores) y gran cantidad de pequeños empresarios, estos últimos mediante el fraude en el iva además de hacerlo en las declaraciones del irpf. Según fuentes oficiales de Hacienda, en el irpf los trabajadores y los pensionistas declararon de media 7.200 euros más que los profesionales (médicos, abogados, arquitectos, etc.) y pequeños empresarios, y 7.600 euros de media más que los «autoempresarios»: fontaneros, albañiles, electricistas, transportistas, gente que opera en negro.
Además las encuestas indican que gran parte de la población no ve reparos morales en defraudar al fisco.
La izquierda moralmente decente que paga los impuestos debidos debe reaccionar contra esta situación, ya que quienes nos regentean no parecen dispuestos a hacer nada que les quite votos, y obligar a pagar los quita.
En muchos establecimientos, cuando pagas, preguntan: «¿Quiere usted el ticket?». Hay que responder siempre, y hostilmente, que por supuesto. Si no exiges el ticket de compra el vendedor se embolsará el iva que has pagado (hay procedimientos para eso). Claro que sería mejor la solución impuesta en Italia cuando había más transparencia allí: la Guardia de Finanzas podía exigir los tickets y multar también a quien no los llevara consigo a la salida de los establecimientos.
Mucha gente, claro, es renuente a pagar impuestos porque ve el despilfarro que suele hacer con ellos la clase política. Porque ve la impunidad de la corrupción, el negocio de las contratas, la pésima gestión de tantas cosas. Si no hay justicia, se la toma por su cuenta. Pero también es injusto, filibustero, tomársela individualmente. Hay que institucionalizar cultura política sobre los deberes fiscales. Y exigir su cumplimiento. Porque los deberes fiscales están para financiar los beneficios colectivos. Son deberes de solidaridad.
Afganistán
Nuevos muertos españoles en Afganistán, en un ataque de esos que los medios de masas han convenido en llamar «talibán». La novedad es que esta vez la población civil afgana la emprendió luego a pedradas contra las fuerzas españolas. O los que gobiernan siguen mintiendo que las tropas están allí en misiones pedagógicas y de ayuda civil o los afganos no quieren ser ayudados.
El bondadoso embajador norteamericano en España, y el patriótico diario El País, han reaccionado inmediatamente para contener la inevitable inferencia de las pedradas. Un artículo del embajador, en ese diario y en domingo, viene a sostener que España desempeña un gran papel en Afganistán. Un papel, seguramente, higiénico.
Carece de decencia seguir esa guerra. Es una vergüenza. No es en nuestro nombre. Los norteamericanos, que no nos metieron como a otros en Vietnam, nos han metido en esto. ¿No nos podemos salir de esa inicua alianza contra los pastunes? ¿Tan poco independiente es el estado español?
La negra previsión
Es probable que a pesar de la corrupción —los casos Gürtel en Valencia, del tesorero Bárcenas en Madrid, de la corrupción en Alicante, del caso Fabra en Castellón, del caso Matas en Baleares, etc.— Mariano Rajoy y su partido obtengan, mediante la ayuda del partido de la burguesía catalana, Convergència i Unió —caso Millet, etc.— mayoría para formar gobierno tras las próximas elecciones.
El giro neoliberal de Zapatero puede producir ese desplazamiento de la opinión pública. Salvo que sepa retirarse a tiempo, esto es, dejar que sea otra persona quien dirija la contraposición electoral al Partido Popular, con una orientación distinta en política económica y social. Si no lo hace será recordado por facilitar el triunfo político de la impresentable derecha española, que buscaría el modo de permanecer en el poder más de una legislatura. Con eso la gente de a pie iríamos servidos. Entre la corrupción y el fraude fiscal, una monarquía bananera.
Medios públicos de formación de opinión
La última moda es potenciar no sólo el fútbol, fútbol, fútbol, fútbol y fútbol. También RNE programa ahora el espiritismo, la pseudociencia, el misterio, el ocultismo. Eso tiene un nombre: encubrimiento, y señuelos para desviar la atención, para ocultar la responsabilidad del sistema económico-político, y de sus gestores —porque esto no funciona solo— en el sufrimiento de tantas personas. A más paro, más mierda pública.
9 /
2010