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Good bye, Lenin!

Alemania,

Los bombones de la Puri

Josep Torrell

¿Qué? ¿Pensabais que ya me había rayado? ¿Qué ya me había fundido? Pues no. Vais de cráneo, camarada. ¡De cráneo!

¿Habéis oído hablar de Good bye, Lenin!? No importa: es la película que, dentro de nada, vais a recomendar a todo quisque. ¿Qué no? Lo dudo, muchachos, lo dudo. (Aunque sois un tanto palurdos y paniaguados, lo dudo.) El director es Wolfgang Becker, el director de aquella La vida en obras que ganó muchos premios pero que en España pasó por cartelera a velocidad de bólido (y apenas dejó una propina en recaudación). Bueno, esto os lo digo para hacer luces en vuestra adormecida caja hueca, para que recordéis que Becker es un autor (que no os confundáis con aquel otro, que hacía versos).

Más información: lo dice la distribuidora y lo ratifica Positif —una revista que yo gorreo de uno que la compra—: esta película está batiendo records de taquilla en Europa. Una esperanza recorre Europa: la esperanza del comunismo.

Bueno, pues resulta que va de una mujer que entra en coma días antes de la apertura del muro de Berlín. Recupera el sentido meses más tarde y los médicos recomiendan no darle sustos innecesarios. Pero la mujer presenta un detalle sin importancia: es una militante comunista convencida. ¿La caída del muro de Berlín no será un susto innecesario? ¿Y la entrada a saco del capitalismo, y el paro, y la entrada de trabajadores extranjeros, y?

Bien, decide la familia: habrá que ocultarlo para que no le dé un ataque. Y, a partir de aquí, ¿para qué os voy a contar? A reír con ellos y sus desventuras.

Al final, sin embargo, a los expertos y críticos cinematográficos en ejercicio en la Seminci de Valladolid no les gustó: «Este final». ¡Hombre, ésta sí que es buena! Pues claro, ¡qué os habías creído! ¡Como que el final de la peli es una discreta y emotiva defensa del socialismo! Es que estos aguafiestas del capital son como vosotros. Que no se enteran, vamos.

Pero vosotros, por una vez, no hagáis el burro: es una película para ver y recomendar. Es un auténtico bombón de la Puri.

12 /

2003

¿Cómo viven los vivos con los muertos? Hasta que el capitalismo deshumanizó a la sociedad, todos los vivos esperaban la experiencia de la muerte. Era su futuro final. Los vivos eran en sí mismo incompletos. De esa forma vivos y muertos eran interdependientes. Siempre. Sólo una forma de egotismo extraordinariamente moderna rompió esa interdependencia. Con consecuencias desastrosas para los vivos, ahora pensamos en los muertos en términos de los eliminados.

John Berger
Doce tesis sobre la economia de los muertos (1994)

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