La política electoral, si bien no debe desestimarse, no puede ubicarse en el centro de ninguna acción política radical seria, orientada a cambiar las instituciones que sustentan el sistema político, desmantelar las ideologías hegemónicas y fomentar el tipo de conciencia de masas en que habría de basarse un cambio social y político desesperadamente necesario.
Algo va mal
Taurus,
Madrid,
256 págs.
Giaime Pala
En un artículo reciente, Immanuel Wallerstein ha afirmado que lasocialdemocracia ya no tiene futuro como movimiento político, sino como preferencia cultural para aquellos ciudadanos que siguen creyendo que una sociedad debe tener un Estado del Bienestar fuerte y una filosofía política basada en la redistribución de la riqueza. Porque la socialdemocracia radicalmente reformista que en su momento pensó Eduard Bernstein ha muerto y —teniendo en cuenta las políticas económicas que están propugnando y llevando a cabo los partidos adscritos a la Internacional Socialista— no parece que vaya a resurgir. Una interpretación parecida es la que ofreció el malogrado historiador Tony Judt (1948-2010) en su Algo va mal. Un libro apasionado y erudito, que explica con brillantez por qué la socialdemocracia ha abandonado la justicia social como objetivo para convertirse en un neoliberalismo de rostro humano.
Aconsejado para los jóvenes que no han conocido otra “socialdemocracia” que la de Zapatero, Socrates, D’Alema, Papandreu y Schröder, y para los activistas de todas las izquierdas que quieran reflexionar sobre una de las ramas históricas de la tradición emancipatoria.
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2011