La política electoral, si bien no debe desestimarse, no puede ubicarse en el centro de ninguna acción política radical seria, orientada a cambiar las instituciones que sustentan el sistema político, desmantelar las ideologías hegemónicas y fomentar el tipo de conciencia de masas en que habría de basarse un cambio social y político desesperadamente necesario.
11-S. Las verdades ocultas
Akal,
Madrid,
254 págs.
José Luis Gordillo
The New York Times, el 23 de septiembre pasado, a raíz de la demanda de una investigación internacional sobre el 11-S formulada el día anterior por Mahmud Ahmadineyad en la Asamblea General de Naciones Unidas, hizo público el resultado de una encuesta global sobre la credibilidad de la versión oficial de los famosos atentados. El resultado fue cuando menos sorprendente. Según dicha encuesta, la atribución a Al Qaeda de la autoría del 11-S no se la cree el 23% en Kenia, 29% en Nigeria, 36% en Alemania, 37% en Francia, 42% en Ucrania, 42% en Palestina, 43% en Gran Bretaña, 43% en Rusia, 44% en Italia, 51% en Corea del Sur, 53% en Taiwan, 61% en Turquía, 67% en México, 68% en China, 77% en Indonesia, 84% en Egipto y 89% en Jordania. En términos globales, el 54% de las 16.063 personas encuestadas no se creía la versión oficial. ¿Cómo es posible que tantas personas de lugares tan dispares duden de dicha versión, si todo parece estar tan claro según los gobiernos y los grandes medios de comunicación occidentales? Pues, tal vez, porque esa supuesta claridad tiene que ver más con la fe que con la razón. Fe, sobre todo, en que la versión oficial es el producto de una investigación seria, rigurosa e independiente. Pero todos los que hayan leído el informe de la Comisión del 11-S y las críticas al mismo (otra cosa son los que hablan de oídas; esos lo que tiene que hacer es leer y estudiar) saben que el resultado de los trabajos de la Comisión no merece ninguno de esos calificativos. Entre otras cosas, porque así lo han sugerido sus principales responsables. Lee Hamilton y Thomas Kean, presidente y vicepresidente de la Comisión del 11-S, han dejado escrito que la Comisión del 11-S “estaba organizada para fracasar” (en su libroWhithout Precedent. The Inside Story of the 9/11 Commission, Vintage Books, New York, 2007 y en varias declaraciones públicas, como la que se puede ver y oír en Youtube en el vídeo titulado “The 9/11 Commision Failed”). La investigación periodística de Éric Raynaud está escrita para los amantes de la razón, el empirismo y la decencia. Su contenido consiste en una infinidad de datos, hechos y pruebas que pulverizan la versión oficial del 11-S. Todo el mundo debería leerla.
10 /
2010