Vosotros, los que estáis ahí, sí, vosotros, mis contemporáneos que os creéis superiores a
las generaciones precedentes y que os consideráis vacunados contra esta propaganda de
guerra simplista y burda que engañó a nuestros padres, a nuestros abuelos, a nuestros bisabuelos, ¿estáis seguros de que lo que os dicen ha sido así? Haríais mejor examinando más de cerca lo que acaban de deciros vuestros medios de comunicación, porque puede que os lo hayáis tragado ¡No hay que remontarse a 50 o 100 años atrás! sino a ayer mismo, durante la guerra contra Irak, Yugoslavia, Rusia y Palestina.
Antes que el diablo sepa que has muerto
Estados Unidos,
Giaime Pala
El veterano director norteamericano Sydney Lumet nos ofrece un ejemplo de cine de gran esmero con su película Antes que el diablo sepa que has muerto.
Se trata de la historia de dos hermanos (Philip Seymour Hoffman y Ethan Hawks) que, obligados por sus problemas personales a conseguir dinero fácil, deciden atracar la joyería de los padres: atraco cuyo fracaso desencadenará una espiral de violencia y desesperación que pondrán de manifiesto las ocultas contradicciones acumuladas por una familia social y económicamente “normal”.
La violencia familiar, tanto física como psíquica, es pues el telón de fondo de una historia que se adentra en la mente y en el corazón del hombre, explorando sus conflictos y reacciones más íntimas, más retorcidas. El relato de unos padres e hijos cuya comunicación está hecha más de gestos que de palabras; de medias verdades e insinuaciones que ocultan errores y fracasos educacionales, antes que de diálogos entre personas conscientes de un pasado fallido.
Un cine —en lo que a la puesta en escena se refiere— austero y al mismo tiempo sofisticado en cuanto al mensaje que quiere transmitir, con un guión que va desglosando la narración a través de flashbacks y stop-and-go nunca redundantes o innecesarios.
En años de creciente sequía cinematográfica hollywoodiana, el estreno de la película de Lumet cae como agua de mayo.
6 /
2008