¿Cómo viven los vivos con los muertos? Hasta que el capitalismo deshumanizó a la sociedad, todos los vivos esperaban la experiencia de la muerte. Era su futuro final. Los vivos eran en sí mismo incompletos. De esa forma vivos y muertos eran interdependientes. Siempre. Sólo una forma de egotismo extraordinariamente moderna rompió esa interdependencia. Con consecuencias desastrosas para los vivos, ahora pensamos en los muertos en términos de los eliminados.
Antes que el diablo sepa que has muerto
Estados Unidos,
Giaime Pala
El veterano director norteamericano Sydney Lumet nos ofrece un ejemplo de cine de gran esmero con su película Antes que el diablo sepa que has muerto.
Se trata de la historia de dos hermanos (Philip Seymour Hoffman y Ethan Hawks) que, obligados por sus problemas personales a conseguir dinero fácil, deciden atracar la joyería de los padres: atraco cuyo fracaso desencadenará una espiral de violencia y desesperación que pondrán de manifiesto las ocultas contradicciones acumuladas por una familia social y económicamente “normal”.
La violencia familiar, tanto física como psíquica, es pues el telón de fondo de una historia que se adentra en la mente y en el corazón del hombre, explorando sus conflictos y reacciones más íntimas, más retorcidas. El relato de unos padres e hijos cuya comunicación está hecha más de gestos que de palabras; de medias verdades e insinuaciones que ocultan errores y fracasos educacionales, antes que de diálogos entre personas conscientes de un pasado fallido.
Un cine —en lo que a la puesta en escena se refiere— austero y al mismo tiempo sofisticado en cuanto al mensaje que quiere transmitir, con un guión que va desglosando la narración a través de flashbacks y stop-and-go nunca redundantes o innecesarios.
En años de creciente sequía cinematográfica hollywoodiana, el estreno de la película de Lumet cae como agua de mayo.
6 /
2008