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Antes que el diablo sepa que has muerto

Estados Unidos,

Giaime Pala

El veterano director norteamericano Sydney Lumet nos ofrece un ejemplo de cine de gran esmero con su película Antes que el diablo sepa que has muerto.

Se trata de la historia de dos hermanos (Philip Seymour Hoffman y Ethan Hawks) que, obligados por sus problemas personales a conseguir dinero fácil, deciden atracar la joyería de los padres: atraco cuyo fracaso desencadenará una espiral de violencia y desesperación que pondrán de manifiesto las ocultas contradicciones acumuladas por una familia social y económicamente “normal”.

La violencia familiar, tanto física como psíquica, es pues el telón de fondo de una historia que se adentra en la mente y en el corazón del hombre, explorando sus conflictos y reacciones más íntimas, más retorcidas. El relato de unos padres e hijos cuya comunicación está hecha más de gestos que de palabras; de medias verdades e insinuaciones que ocultan errores y fracasos educacionales, antes que de diálogos entre personas conscientes de un pasado fallido.     

Un cine —en lo que a la puesta en escena se refiere— austero y al mismo tiempo sofisticado en cuanto al mensaje que quiere transmitir, con un guión que va desglosando la narración a través de flashbacks y stop-and-go nunca redundantes o innecesarios.

En años de creciente sequía cinematográfica hollywoodiana, el estreno de la película de Lumet cae como agua de mayo.

6 /

2008

Mas no por ello ignoramos
que también el odio contra la vileza
desencaja al rostro,
que también la cólera contra la injusticia
enronquece la voz. Sí, nosotros,
que queríamos preparar el terreno a la amistad
no pudimos ser amistosos.

Bertolt Brecht
An die Nachgeborenen («A los por nacer»), 1939

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