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Albert Corominas y Vera Sacristán

Zapatero encomienda la ciencia y las universidades a una representante de las privadas y de la patronal

El sábado 12 de abril de 2008, el presidente Rodríguez Zapatero anunció la creación de un nuevo Ministerio de Ciencia e Innovación, cuyo objetivo es “que la innovación sea uno de los motores de la economía” [1].

Tiempo habrá de discutir los pros y contras de la decisión de segregar del Ministerio de Educación las competencias sobre universidades, investigación y política científica y tecnológica. Hoy nos limitaremos a presentar los primeros nombramientos asociados a este nuevo ministerio, por si arrojan alguna luz sobre el futuro que cabe esperar para la universidad y la investigación españolas.

En primer lugar, ¿quién es la nueva ministra de Ciencia e Innovación? Se ha repetido hasta la saciedad que Cristina Garmendia es una investigadora destacada en un tema puntero, se doctoró con premio extraordinario en la Universidad Autónoma de Madrid en 1989 con una tesis en biología molecular, obtuvo tres años más tarde un MBA en el IESE de la Universidad de Navarra (del Opus Dei) y, ocho más tarde, era presidenta de Genetrix S.L., una empresa fundada por ella misma.

Menos se ha difundido que, desde entonces, es una activa empresaria y que, actualmente, es miembro de la junta directiva de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), miembro del consejo asesor de la Fundación Botín y presidenta de la Asociación Española de Bioempresas (ASEBIO), “plataforma de encuentro del sector biotecnológico, [que] representa los intereses de sus asociados ante las administraciones regionales, nacionales y europeas”. Se ha dicho de ella que su conocimiento de la universidad es escaso, pero esta afirmación no es cierta, porque la nueva ministra es miembro del consejo profesional de ESADE (conocida escuela de negocios de la universidad privada Ramon Llull) y miembro de los consejos asesores de las universidades, también privadas, Francisco de Vitoria y Antonio de Nebrija. Así que algo sabe de universidades… privadas. Como también sabe de empresas farmacéuticas: según destaca el currículum que ha hecho público la presidencia del gobierno, recientemente ha sido ratificada como presidenta de la empresa Cellerix S.L. por un consorcio internacional de inversores formado por Roche, Novartis, LSP y Ventech.

Pero los primeros nombramientos no se acaban con la ministra. ¿Quiénes son los altos cargos del nuevo ministerio? Jorge Barrero, jefe del gabinete de la ministra, es secretario general de la Asociación Española de Bioempresas (ASEBIO), que preside Garmendia. El nuevo secretario de estado de Investigación, Carlos Martínez, hasta ahora presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), es cofundador, con la ministra, de la sociedad Genetrix S.L. En cuanto al secretario de estado de Universidades, Màrius Rubiralta, es catedrático de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Barcelona y, antes de ser rector, fue el impulsor y director general del Parc Científic de Barcelona, la entidad que acoge empresas y centros de investigación “en áreas emergentes de la investigación química, farmacéutica y biotecnológica así como en nanobioingeniería”.

Este es el ministerio que va a dirigir el futuro de la investigación en España, que abarca desde las ciencias sociales hasta la tecnología, desde las humanidades hasta las ciencias experimentales. Este es el ministerio que va a impulsar la adaptación de las universidades públicas a los Espacios Europeos de Educación Superior y de Investigación. Y, por supuesto, el ministerio que va a conseguir que “la innovación sea uno de los motores de la economía”. ¿Cuánto margen queda para la duda sobre qué dirección va a tomar?

Nota

[1] Declaraciones de Cristina Garmendia, recogidas en El País, 13/04/2008. Las otras informaciones mencionadas en el texto provienen de http://www.la-moncloa.es/ o de las páginas web de las entidades correspondientes.

[Albert Corominas es profesor de Organización Industrial y Vera Sacristán es profesora de Matemática Aplicada, ambos de la Universitat Politècnica de Catalunya. Pertenecen, asimismo, a la asociación UpiC (http://www.upc.edu/upic).]

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La política electoral, si bien no debe desestimarse, no puede ubicarse en el centro de ninguna acción política radical seria, orientada a cambiar las instituciones que sustentan el sistema político, desmantelar las ideologías hegemónicas y fomentar el tipo de conciencia de masas en que habría de basarse un cambio social y político desesperadamente necesario.

Noam Chomsky
The Precipice (2021)

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