Sabíamos que las bibliotecas están llenas de tratados de ciencia política que, pese a sus diferentes tendencias, coinciden en considerar oro de ley el dictum aristotélico según el cual «para ser humano hay que tener polis». Lo que faltan son estantes que recojan lo que han dicho y pensado quienes se sitúan al margen y son marginados, ya por convicción, ya por imposición.
¿Cómo vives, camarada minero? (1932)
Intermedio,
Barcelona,
El perro Gógol (de la Oficina Soviética para el Cine)
Cortometraje incluido en La felicidad (1934), de Alexander Medvedkin, que a su vez está incorporado al cofre Obras Incompletas de Chris Marker (4 DVD)
Dicen que bajo un régimen autoritario se termina haciendo películas autoritarias. Dicen. Lo dudo. Mucho. Es decir: lo dudo mucho. Afirmo: incluso bajo una dictadura se puede hacer crítica de la dura y, a veces, por los canales oficiales. Por lo menos así hubo quien lo hizo en el peor momento del estalinismo (¡y salió vivo del intento, lo que era más difícil!). Y, si no, vean este cortometraje titulado ¿Cómo vives, camarada minero?, que no deja demasiadas dudas al respecto. Es un —como diría yo— un reportaje de la mina Octubre, la mas importante de la región de Krivoi Rog, hecha por el Cine-tren (el genial invento de Medvedkin). El Cine-tren veía, discutía, rodaba, positivaba, montaba y exhibía el mismo día (o, como mucho, al día siguiente). Ya me dirán: éste no es plan de vida para los censores estalinistas. Bueno, además el tren era de plazas limitadas y no había lugar para ellos. (¡Listo, el Medvedkin!) Así, cuando Moscú se enteraba de lo que habían hecho, la película había hecho su cometido. En este caso, pone el comité de la mina de vuelta y medio —una variante del español “calentar sillas”—, muestra el hacinamiento de las chozas, las letrinas en plena calle (y abiertas para charlar con la mujer que pasa), la misteriosa evaporación de los fondos para asfaltar las calles, y se pregunta —¡toma ya!— si está es forma de vivir. Y todo ello en pleno primer plan quinquenal, cuando fue evidente que alguien se había confundido sobre la dictadura del proletariado y había instaurado la dictadura leonina sobre los antedichos. Aunque hay excepciones tan notorias como ésta. Claro, que cinco años más tarde, no había Cine-tren y había un poder más siniestro que los censores. ¿Les suena el año 1937?, ¿y las llamadas de madrugada? Pues eso. Ahora ha salido al mercado este corto revelador, pero, claro, de tapadillo. Porque aquí rige la norma no escrita de que aquí no editan un DVD ruso ni que los mates. Y este “Material adicional” y la película a la que acompañan (¡de rechupete!, oiga) se venden dentro de un paquete de Chris Marker —que está muy bien, ¡no seré yo quién lleve la contraria!—, pero es francés y no ruso. Eso sí, las Obras INcompletas de Chris Marker es un DVD de rigurosa actualidad. Que lo sepas, pardillo.
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2008