¿Cómo viven los vivos con los muertos? Hasta que el capitalismo deshumanizó a la sociedad, todos los vivos esperaban la experiencia de la muerte. Era su futuro final. Los vivos eran en sí mismo incompletos. De esa forma vivos y muertos eran interdependientes. Siempre. Sólo una forma de egotismo extraordinariamente moderna rompió esa interdependencia. Con consecuencias desastrosas para los vivos, ahora pensamos en los muertos en términos de los eliminados.
Joan Lara Amat y León
Cuatro décadas con Marat-Sade
MARAT-SADE. Persecución y asesinato de Jean-Paul Marat, representado por el grupo teatral de la Casa de la Salud de Charenton bajo la dirección del señor de Sade.
Autor: Peter Weiss. Versión: Alfonso Sastre. Dirección: André Lima. Compañía de teatro: Animalario [www.animalario.net]. Año: 2007.
En esta Experiencia terapéutica libre a cargo del equipo médico del Sanatorio Psiquiátrico “Doctor Nervión” y con la colaboración de la compañía teatral Animalario, según reza el subtítulo de la adaptación de André Lima, se ha sabido evitar la pretensión de emular las anteriores versiones, como por ejemplo la que fue llevada al teatro y al cine por Peter Brook en 1967 y ha sabido crear un lenguaje propio con una lectura desde el presente. En aquellos años la obra de Peter Weiss contó con una versión al castellano de Manuel Sacristán, junto con las de Alfonso Sastre, la cubana de Virginio Piñeira y algunas otras más. Me refiero a aquellos años de aquella España franquista en la que había que escribir con pseudónimo y que en la representación de Marat-Sade de Alfonso Marsillach la policía secreta se hallaba entre el público.
En el preludio de los cuarenta años de Mayo del 68, cuando se asiste a la representación de André Lima y Animalario es difícil no tener presente el recuerdo de la magnífica versión de la Royal Shakespeare Company dirigida por Peter Brook que por suerte fue llevada al cine y que es fácilmente encontrable. Pero afortunadamente cada una tiene su espacio, la versión de Peter Brook es más histórica y respetuosa con el texto de Weiss, en cambio la de André Lima es una versión más libre y actual que le da frescura a la obra original. La que presentamos aquí es más cercana, más agresiva, más explícita, más radical y más contemporánea, adecuada a nuestros tiempos. En ella se mezclan pasado y presente y cada uno acaba de dar significado al otro. Habla de nuestras luchas, nuestras ilusiones y nuestras contradicciones. Junto al discurso demoledor de la obra de Peter Weiss (con resonancias de Artaud, Brecht, Focault…) sobre las instituciones penitenciarias-psiquiátricas, los falsos progresismos, el papel de la iglesia, el nacionalismo, la guerra, la monarquía, la libertad de pensamiento domesticada… Se añaden referencias sobre nuestro contexto: la Guerra Civil, nuestra monarquía, nuestra política… que la hacen más cercana y le aporta un sentido actual a Marat-Sade, pasando a ser fundamentalmente una reflexión sobre nuestra sociedad contemporánea.
En esta nueva versión de Marat-Sade se despliega todo un juego de ironías que devienen en sátiras con la complicidad del espectador que actualizan la obra. Un continuo pedir disculpas por decir cosas que están pasadas de moda a oídos acostumbrados a discursos más convencionales sobre la bondad de las normas, sobre la virtud de las instituciones, y sobre el bla, bla, bla. Es a ese sector al que representa Charlotte Corday, la asesina de Marat, que escribió “Una llamada a los franceses, amigos de las leyes y de la paz”, símbolo de la contrarrevolución. Otra vez muere la revolución a manos de la contrarrevolución.
Como en un ritual, eterno retorno de aquello que no queremos olvidar, hoy vuelve a morir Marat a manos de Charlotte Corday. En esta evocación en cadena la obra de teatro de André Lima nos trae actualizada aquella adaptación de Alfonso Sastre de 1968, a su vez, de aquella incendiaria obra de Peter Weiss de 1964-5, sobre aquellos eternos filósofos políticos de finales del siglo XVIII. Hoy Jean Paul Marat y el Marqués de Sade retoman su eterno diálogo sobre la revolución donde lo dejaron, mientras el coro repite: “Nosotros somos pobres; no nos dan ocasión. No esperes hasta mañana, dice nuestra canción”. La revolución social dialoga con la revolución individual, ambas derrotadas: la primera asesinada y tergiversada, la segunda confinada en cárceles, manicomios y escuelas.
Del cuchillo de Charlotte, de su bello rostro y de sus bellas palabras (como ahora), llega el imperio y con él la guerra. Todo ello para un público que vive inmerso en un tiempo de contrarrevolución, del aniquilamiento de Mayo del 68, de nuevos napoleones, césares y otras barbaries.
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2007