¿Cómo viven los vivos con los muertos? Hasta que el capitalismo deshumanizó a la sociedad, todos los vivos esperaban la experiencia de la muerte. Era su futuro final. Los vivos eran en sí mismo incompletos. De esa forma vivos y muertos eran interdependientes. Siempre. Sólo una forma de egotismo extraordinariamente moderna rompió esa interdependencia. Con consecuencias desastrosas para los vivos, ahora pensamos en los muertos en términos de los eliminados.
Juan-Ramón Capella
Notas para la Luna de Abril
Afganistán
La guerra se ha recrudecido en Afganistán. Sean los talibanes, sean otros “señores de la guerra” —señores feudales, en realidad; la afgana es una sociedad premoderna—, combaten a los invasores y al gobierno títere de los norteamericanos. La superioridad de éstos para las grandes operaciones militares disminuye cuando se tienen que enfrentar a tácticas guerrilleras. A diferencia de los talibanes contra los rusos, cuando les apoyaban los americanos, los resistentes afganos no cuentan con mucho apoyo exterior, pero alguno encontrarán, pues los americanos se han creado demasiados enemigos; la guerra puede hacerse endémica, interminable.
Las tropas españolas que hay en Afganistán están allí debido a la pertenencia a la Otan, pero oficialmente llamadas a reconstruir un poder estatal civil. Si la guerra se recrudece, la naturaleza de la misión cambia.
Izquierda Unida, por boca de Llamazares, ha invitado al gobierno a reconsiderar la presencia en Afganistán. Algo justo que hay que apoyar. Los soldados españoles no están allí en nuestro nombre, sino por el precario juego de equilibrios a que obliga al gobierno la pertenencia a la Otan.
El Partido Popular también pregunta al gobierno por su presencia en Afganistán: con propósitos electorales, trata de crear la imagen de que Afganistán es lo mismo que Iraq.
Pero entonces hay que exigirle, si quiere coincidir con lo que quiere la gente, que sea coherente y lleve su razonamiento hasta el final. ¿Está dispuesto el PP a apoyar la retirada de España de la Otan?
Navarra
El Partido Popular ha montado un nuevo circo, una manifestación en Pamplona por un problema inexistente: la hipotética anexión de Navarra a Euskadi.
Está visto a qué juega el PP: busca el voto de los desinformados por el procedimiento de calentarles la cabeza con cualquier cosa que se la pueda calentar. Que gente de Batasuna pida la incorporación de Navarra a Euskadi no es una novedad: ciertos nacionalistas vascos vienen haciéndolo desde la noche de los tiempos franquistas, y por tanto no es de ahora. Como tampoco es de ahora la previsión contenida en la Constitución de 1978 de una hipotética consulta popular sobre el asunto en Navarra, promovida por las instituciones navarras. El gobierno central ni contempla la cuestión ni puede hacer otra cosa que observar la constitución. Y en Navarra gobierna una sucursal política del Partido Popular. De modo que el comportamiento del PP resulta tan evidentemente manipulador que lo único asustante es lo que su actual equipo dirigente sería capaz de hacer en el supuesto de que volviera a gobernar.
Por otra parte, y en mi modesta opinión particular, un referéndum sobre el asunto en Navarra tendría en todo caso un efecto clarificador. ¿Que Navarra quiere seguir siendo sólo y exclusivamente Navarra? Pues ésa sería la decisión adoptada democráticamente y no hay más que hablar. ¿Qué los navarros optaran —aunque resulta inverosímil— por la anexión a Euskadi? Pues otra decisión democrática que por cierto haría completamente inviable cualquier mayoría para un País Vasco independiente.
Presos en Cuba
Por lo visto hay 75 presos políticos en Cuba. Cuya puesta en libertad es preciso reclamar. Aunque hay también otros presos en Cuba: los centenares de secuestrados de Guantánamo, pues no son otra cosa las personas allí presas sin garantía ni defensa legal alguna.
Benedicto XVI
He tenido ocasión de examinar en la prensa una excelente fotografía de medio cuerpo de Benedicto XVI. Lleva una cruz de oro. Que cuelga de una buena cadena de oro. Ostenta el “anillo del pescador”, una joya de oro. La montura de sus gafas es de oro. Su reloj es de oro. Y lleva unos gemelos de oro en los puños de lo que parece ser una camisa.
Iraq
Cuatro años de guerra de nunca acabar. Los Estados Unidos no pueden ni podrán ganar, pero sí pueden destrozar un pueblo entero. En las antípodas, Bush se hace fotografiar junto a unas niñitas vestidas de blanco para pedirle al congreso la aprobación de más fondos para más tropas.
Españolito que llegas al mundo…
El Partido Popular ha conseguido lo que buscaba: poner en pie de guerra y articular de nuevo a la extrema derecha españolista. Hay nuevamente dos Españas y tal vez nunca ha habido una. Así lo muestran los símbolos franquistas y neonazis que menudean en las manifestaciones del PP. Multitudes histéricas, dispuestas a buscar cualquier pretexto para chillarle a Zapatero. Gentes que tratan de maniatar al gobierno y a la izquierda social, e incluso a la mayoría de los grupos parlamentarios, para que no pueda haber solución al problema vasco de una vez por todas. Para que no podamos, al menos, vivir en paz.
La magnitud de ese desafío ha de encontrar respuesta. Ésta no puede consistir en un cheque en blanco para el gobierno. La crítica de sus insuficiencias y de aquéllas de sus políticas que son antipopulares no se puede omitir. Pero la brutalidad de la política adoptada por el partido de los corruptos —día sí día también se producen procesamientos de cargos públicos del PP, desde el ayuntamiento hasta el senado— obliga a plantear la vieja pregunta: ¿cuál es hoy el enemigo principal?. Y la respuesta está clara: hay que parar al PP.
3 /
2007