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Joaquim Sempere

El gobierno Maragall premia con la Creu de Sant Jordi los despidos masivos de obreros

El 25 de septiembre a las 18.30 h. se concentraron más de medio millar de trabajadores de SEAT y La Vanguardia ante el Liceo de Barcelona para protestar contra la concesión por el gobierno de izquierdas de Cataluña del galardón de la cruz de Sant Jordi que se concede a personas que han hecho aportaciones significativas y valiosas a la vida social del país. Aparte de un plantel de artistas y escritores, entre los homenajeados de este año figuran el conde de Godó, dueño de La Vanguardia, y Andreas Schleef, presidente de SEAT en el momento de los últimos 660 despidos. El galardón se les concede a ambos por su “labor empresarial”. Fuentes sindicales sostienen que SEAT estuvo adquiriendo componentes para sus coches procedentes de fábricas alemanas del grupo Volkswagen a coste superior al precio de mercado, con la intención de generar un déficit artificial que justificara el expediente de regulación que ha costado el puesto de trabajo a 660 personas de la factoría catalana. Conviene recordar que SEAT ha estado recibiendo cuantiosas ayudas públicas. Schleef, durante su mandato, se ha caracterizado, además, por su estilo autoritario.

La manifestación estuvo convocada por el Comité de Solidaridad de los despedidos de SEAT. Durante tres horas la puerta principal del Liceo, en la Rambla de Barcelona, estuvo bloqueada por los manifestantes, ante un fuerte cordón policial de los Mossos d’Esquadra. Parece que al recibir Schleef el galardón se escucharon en el interior del Liceo abucheos, además de aplausos. El presidente Maragall, el vicepresidente Joan Saura, el conseller Joaquim Nadal y el homenajeado Andreas Schleef tuvieron que salir por una puerta lateral para librarse del bochorno.

La prensa “independiente” —como El País— no ha informado ni de la concesión del premio ni de la manifestación. Huelgan comentarios.

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2006

¿Cómo viven los vivos con los muertos? Hasta que el capitalismo deshumanizó a la sociedad, todos los vivos esperaban la experiencia de la muerte. Era su futuro final. Los vivos eran en sí mismo incompletos. De esa forma vivos y muertos eran interdependientes. Siempre. Sólo una forma de egotismo extraordinariamente moderna rompió esa interdependencia. Con consecuencias desastrosas para los vivos, ahora pensamos en los muertos en términos de los eliminados.

John Berger
Doce tesis sobre la economia de los muertos (1994)

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