La diferencia fundamental [de la cultura obrera] con la cultura de los intelectuales que tan odiosa me resultaba es el principio de modestia. El militante obrero, el representante obrero, aunque sea culto, es modesto porque, se podría decir, reconoce que existe la muerte, como la reconoce el pueblo. El pueblo sabe que uno muere. El intelectual es una especie de cretino grandilocuente que se empeña en no morirse, es un tipo que no se ha enterado que uno muere, e intenta ser célebre, hacerse un nombre, destacar… esas gilipolleces del intelectual que son el trasunto ideal de su pertenencia a la clase dominante.
Los costes sociales de la empresa privada [antología]
Los Libros de la Catarata,
Madrid,
Albert Recio Andreu
Para quién considera que todo el conocimiento económico es mera ideología neoliberal el libro de Kapp resulta un buen antídoto. Es además un texto antiguo (de 1950), ya publicado en España (Oikos Tau, Vilassar de Mar, 1996). Pero poco conocido a pesar de su innegable interés. Se trata a mi modo de ver de uno de los análisis más sistemáticos de los efectos sociales de la gestión económica de la sociedad. Basado no en el tipo de interpretaciones conspirativas que son tan del agrado de algunos activistas sociales, sino en mostrar cómo el funcionamiento normal de la empresa privada genera elevados costes sociales de diverso tipo.
La actual publicación, al tratarse de una selección de capítulos, quizás no permite reconocer todo el rico esquema del conjunto. Pero cuenta en cambio con un interesante trabajo de presentación y edición por parte de una persona tan rigurosa y comprometida como Federico Aguilera Klink. Su selección de textos es adecuada para introducir al lector en el conocimiento de una de las obras más recomendables de economía (si se anima puede encontrar en alguna biblioteca universitaria la edición completa.). Y, sin duda, puede ayudarle a organizar la reflexión y el debate que tanta falta hacen para transformar una realidad cada vez más insoportable.
9 /
2006