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Mark Weisbrot, Luis Sandoval y David Rosnick

La pobreza en Venezuela: cómo acertar en los números

Introducción

Durante el pasado año, la afirmación de que ha aumentado la pobreza en Venezuela con el gobierno del presidente Hugo Chávez ha aparecido en muchísimos grandes periódicos del mundo, en importantes programas de radio y televisión e incluso en revistas como Foreign Affairs y Foreign Policy. Rara vez se han cuestionado o corregido tales afirmaciones.

Por ejemplo: en el número de mayo-junio de 2006 de Foreign Affairs, el ex-ministro de Asuntos Exteriores de México, Jorge Castañeda, afirmaba que las cifras de pobreza y los índices de desarrollo humano de Venezuela se han ido deteriorando desde 1999, cuando Hugo Chávez asumió el poder. Un artículo del Financial Times del 11 de mayo de este año llevaba el titular: “Chávez opta por una gira mundial impulsada por el petróleo mientras frena el progreso en cuestiones sociales”. Quienes lo cuestionan hablan de fracasos en cuanto a vivienda y pobreza de cara a las elecciones de diciembre. Y el mismo artículo cuestionaba que se hubiera reducido la pobreza bajo el gobierno de Chávez.

El presente artículo estudia los datos disponibles sobre la pobreza en Venezuela que indican una reducción desde 1999, así como datos económicos relacionados. También señala brevemente cómo se han cometido algunos de los errores que han surgido en el debate acerca de este asunto. Por último, estudiamos el impacto de la sanidad para los pobres, que se ha ampliado enormemente en los últimos años.

Tabla 1. Tasas de pobreza en Venezuela
1997-2005
Año
Período
Familias por debajo
del umbral de 
pobreza (%)
1997
1ª mitad
55,6
2ª mitad
48,1
1998
1ª mitad
49,0
2ª mitad
43,9
1999
1ª mitad
42,8
2ª mitad
42,0
2000
1ª mitad
41,6
2ª mitad
40,4
2001
1ª mitad
39,1
2ª mitad
39,0
2002
1ª mitad
41,5
2ª mitad
48,5
2003
1ª mitad
54,0
2ª mitad
55,1
2004
1ª mitad
53,1
2ª mitad
47,0
2005
1ª mitad
42,4
2ª mitad
37,9
Fuente: Instituto Nacional de Estadística de Venezuela

La pobreza: ingresos líquidos

La tabla 1 muestra el número de familias venezolanas que vivían en condiciones de pobreza entre 1997 y 2005, con intervalos semestrales. La tasa de pobreza de las familias cayó rápidamente del 55,6% de principios de 1997, dado el crecimiento económico relativamente importante de ese año (6,4%). Siguió cayendo, aunque la economía dejó de crecer, en 1998 y alcanzó el 42,8% en la primera mitad de 1999, cuando el presidente Chávez ascendió al poder. Hubo algo más de declive, hasta el 39%, en 2001. Pero en 2002 la pobreza empezó a aumentar hasta un máximo del 55,1% en la segunda mitad del 2003. En gran medida, este fenómeno se debió a la huelga del petróleo (diciembre 2002 – febrero 2003) que paralizó la economía y provocó una rápida pérdida de crecimiento. Otros factores, como la fuga de capitales y la inestabilidad política anterior a la huelga del petróleo, incluido un golpe militar infructuoso en abril de 2002, también contribuyeron a la grave crisis en la cual el PIB cayó un 28,1% entre el último cuatrimestre de 2001 y el primero de 2003.

A partir de entonces la economía empezó a recuperarse y creció con suma rapidez (17,9% en 2004 y 9,3% en 2005). Gracias a esa recuperación, la tasa de pobreza cayó al 37,9% en la segunda mitad de 2005, el último dato disponible.

Así, comparando los datos más recientes, con el principio del gobierno actual, el índice de pobreza de los hogares ha caído casi en cinco puntos: del 42,8% en el inicio de 1999 al 37,9% en la segunda mitad de 2005.

¿A qué es debido, entonces, que tantas personas hayan podido alcanzar una conclusión distinta? El error más frecuente ha sido emplear los datos de la primera mitad de 2004. En ese momento, el índice de pobreza de las familias era del 53,1%, es decir, un aumento enorme desde 1999. Pero si se usa ese criterio se cometen varios errores. El más importante es que este índice de pobreza mide el impacto de la huelga del petróleo y de la crisis de 2002-2003.

Las tasas de pobreza son muy sensibles a los ciclos de expansión y contracción de la economía: por lo tanto, comparar 1999 con el primer cuatrimestre de 2004, olvidando la posterior recuperación, carece de sentido y conduce a error. Así pues, la mayoría de artículos y crónicas que hablan de un aumento de la pobreza bajo Chávez son como los que comparan temperaturas de primavera con temperaturas de invierno y concluyen a partir de ahí que no existe el calentamiento global.

Renta no líquida

Como señalábamos anteriormente, la reducción de la pobreza desde 1999 tiene en cuenta solamente la renta líquida. Sin embargo, este dato no refleja totalmente los cambios de nivel de vida de los pobres de Venezuela, ya que ha habido también cambios importantes en las prestaciones y servicios no monetarios en los últimos años. Tomando una analogía desde un punto de vista distinto, imaginemos que en EE.UU. los programas Medicaid y Food Stamp se abolieran. Esto afectaría enormemente a la población sin recursos de los EE.UU. aunque siguiera ganando la misma cantidad de dinero.

En Venezuela, desde 2003, se han establecido una serie de programas de sanidad para los pobres, alimentos subvencionados y ampliación del acceso a la enseñanza. Por ejemplo, se calcula que 14,5 millones de personas, el 54% de la población, tienen acceso ahora a una sanidad gratuita gracias al programa Barrio Adentro. Entre el 40 y el 47% de la población (de 10,7 a 12,5 millones de personas) adquieren alimentos subvencionados gracias al programa Mercal con descuentos del 41 al 44%. En un informe de mayo de 2006, elaborado por Datanalisis, empresa de investigación de mercado relacionada con la oposición de Venezuela, Mercal representaba el 47,3% de las ventas totales del mercado de distribución alimentaria en marzo de 2006, frente al 34,7% en octubre de 2005.

La sanidad gratuita es una mejora importante en la vida de las personas sin muchos recursos y en cambio no aparece en los criterios usuales de pobreza. No se puede hacer un ajuste del umbral de pobreza de modo que integre perfectamente esta modificación. Podríamos, por ejemplo, cifrar el valor de los servicios sanitarios que se ofrecen gratuitamente a los pobres y sumarlo a la renta que tienen. Sin embargo, el valor de esos servicios es tan importante en relación con el umbral de pobreza que, según este criterio, la inmensa mayoría de la población sin recursos quedaría por encima del umbral.

Otra forma de calcular el valor de los servicios sanitarios a los pobres es calcular lo que tendrían que gastarse directamente en sanidad si el servicio no lo ofreciera el gobierno. No hay datos recientes concretos para Venezuela, pero, a partir otros estudios de gastos sanitarios de la población de renta baja en otros países de renta per capita media, podemos considerar que los pobres en Venezuela llegan a destinar alrededor del 5% de la renta a la atención sanitaria.

La tabla 2 muestra cómo afectan estas prestaciones sanitarias a la pobreza, teniendo en cuenta las sumas que se gastarían las personas que están por debajo del umbral de pobreza si no hubiera prestaciones sanitarias públicas. La tabla aporta distintas estimaciones a partir de diferentes hipótesis de gasto entre el 4 y el 6 % de la renta total. Como se puede observar, el actual índice de pobreza se reduciría del 37,9% al 36,2 o 35,3%.

Tabla 2. Venezuela: efectos de los programas sanitarios en cuanto a la pobreza (todos los números en porcentajes)
2004
2005
1ª mitad
2ª mitad
1ª mitad
2ª mitad
Índice oficial
53,1
47,0
42,4
37,9
Ajustado según la sanidad
Coste bajo
50,8
44,8
40,4
36,2
Coste medio
50,3
44,3
40,0
35,8
Coste alto
49,7
43,8
39,5
35,3
Fuente: INE y cálculos de los autores

Es importante destacar que esta estimación del impacto del gasto sanitario en los pobres no mide plenamente las ventajas que pueden derivar de la sanidad gratuita. Se limita a calcular el dinero que gastarían de otro modo en atención sanitaria y ajustar el índice de pobreza en función de esa cifra. Pero lo cierto es que, a menudo, si la sanidad no la ofreciera el gobierno, los pobres prescindirían de ella y por lo tanto tendrían una salud peor, una renta más baja y una esperanza de vida inferior. Así que el valor de estos servicios sanitarios es mucho mayor que las sumas que esta población habría tenido que gastar a falta de programas gubernamentales.

Por último, el gobierno ha aumentado constantemente el gasto social en conjunto: del 8,2% del PIB en 1998 al 11,2% en 2005, con previsión de alcanzar el 12,5% en 2006. Por ejemplo, en la enseñanza, el gasto real per capita ha aumentado en un 80% entre 1998 y 2005, con un gasto público en este capítulo superior al 4% del PIB anual a lo largo del período. A través del programa principal de alfabetización, denominado “Misión Robinson”, se calcula que han aprendido a leer y escribir 1,4 millones de personas (es decir, más del 5% de la población total). Estos programas también han beneficiado a los pobres, una vez más en formas que no quedan reflejadas ni se pueden incorporar en el índice de pobreza medio.

En conclusión, no existe ambigüedad alguna respecto al declive de la pobreza en Venezuela a lo largo de los últimos siete años, aunque nos limitemos a tener en cuenta sólo la renta líquida de las familias. Los informes contrarios, si bien numerosos, son todos erróneos.

[Fuente: Center for Economic and Policy Research, www.cepr.net. Traducción: Mary Fons. Texto aportado por Agustí Roig]

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2006

¿Cómo viven los vivos con los muertos? Hasta que el capitalismo deshumanizó a la sociedad, todos los vivos esperaban la experiencia de la muerte. Era su futuro final. Los vivos eran en sí mismo incompletos. De esa forma vivos y muertos eran interdependientes. Siempre. Sólo una forma de egotismo extraordinariamente moderna rompió esa interdependencia. Con consecuencias desastrosas para los vivos, ahora pensamos en los muertos en términos de los eliminados.

John Berger
Doce tesis sobre la economia de los muertos (1994)

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