La diferencia fundamental [de la cultura obrera] con la cultura de los intelectuales que tan odiosa me resultaba es el principio de modestia. El militante obrero, el representante obrero, aunque sea culto, es modesto porque, se podría decir, reconoce que existe la muerte, como la reconoce el pueblo. El pueblo sabe que uno muere. El intelectual es una especie de cretino grandilocuente que se empeña en no morirse, es un tipo que no se ha enterado que uno muere, e intenta ser célebre, hacerse un nombre, destacar… esas gilipolleces del intelectual que son el trasunto ideal de su pertenencia a la clase dominante.
Confesiones de un gángster económico. La cara oculta del imperialismo americano
Urano Tendencias,
Barcelona,
348 págs.
Joan Lara Amat y León
El presente libro describe cómo el propio autor, John Perkins, colaboró y fue artífice de algunos de los mecanismos que utiliza EE.UU. para conseguir que las naciones del tercer mundo sean más dependientes económicamente y se plieguen políticamente a sus intereses. La importancia de esta obra, radica en la aportación de nuevos datos para el análisis detallado del proceso imperialista norteamericano. Este proceso está estructurado en tres fases, según la dificultad: primero la intervención de los gángsteres económicos, si fracasan, entran en juego los chacales de la CIA (asesinatos, torturas, atentados, golpes de Estado…); y como último recurso: la Guerra.
Un gángster económico al servicio de la NSA (National Security Agency) es el puesto que desempeñó Perkins siendo economista jefe y director de planificación económica de una empresa consultora (Chas. T. Main) que asesoraba al Banco Mundial. En los informes del experto Perkins se inflaban las previsiones de crecimiento económico de un país, lo que determinaba grandes proyectos de inversiones que necesitarían de préstamos del Banco Mundial y del FMI, pero sobre todo se trataba de un gran negocio para las corporaciones estadounidenses (como ha sido la reciente reconstrucción de Irak). Las consecuencias de este sistema han sido desastrosas: países que evidentemente no han crecido según lo previsto, han dejado enormes deudas que se van renegociando e incrementando; con ello se hipoteca a las generaciones futuras, y sirve para someter la soberanía de dichos países, a los designios de la corporatocracia estadounidense.
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2006