La política electoral, si bien no debe desestimarse, no puede ubicarse en el centro de ninguna acción política radical seria, orientada a cambiar las instituciones que sustentan el sistema político, desmantelar las ideologías hegemónicas y fomentar el tipo de conciencia de masas en que habría de basarse un cambio social y político desesperadamente necesario.
El cambio climático. Crónicas desde las zonas de riesgo del planeta
Paidós,
Barcelona,
271 págs.
Sonia Bogatell Collantes
Jim Motavalli, director de E/The Enviromental Magazine, compila en este libro una serie de informes recogidos sobre el terreno que presentan el calentamiento global, el cambio climático inducido por el hombre, como el principal y único responsable de los riesgos a los que se ven sometidos extensas zonas del planeta y que comprometen seriamente su supervivencia. Se trata de un análisis minucioso que, con la objetividad de los datos, centra las causas de tan desastrosos efectos en la utilización de energías altamente contaminantes y en la deforestación (aunque sin llegar a cuestionar la estructura global de funcionamiento de un sistema en permanente conflicto con los intereses de los más afectados). El libro pretende ser crítico, pero está lastrado por los valores del falso progresismo, al proponer la eficacia energética y el uso de energías “limpias” y renovables en todos los sectores y en todo el mundo, en sintonía con la apertura de nuevos mercados por el sector productivo y financiero.
Sin embargo, es un buen libro de divulgación ecológica que explica el cambio climático y puede ser útil para promover una política verdaderamente ecologista. Para los que pensamos que el futuro de todas las sociedades está en la capacidad para decidir su propia transformación, y no en la globalización del comercio, este texto puede ser un primer paso hacia otras lecturas que contribuyan a reflexionar acerca del “paranoico progreso capitalista que ha condenado al mundo”. De lo contrario, será la Naturaleza quien ponga fin, con una larga agonía, a tanta ignorancia y avaricia.
11 /
2005