La política electoral, si bien no debe desestimarse, no puede ubicarse en el centro de ninguna acción política radical seria, orientada a cambiar las instituciones que sustentan el sistema político, desmantelar las ideologías hegemónicas y fomentar el tipo de conciencia de masas en que habría de basarse un cambio social y político desesperadamente necesario.
Juan-Ramón Capella
De luna a luna. Crónica crítica. Mayo de 2005
Un fósil social viviente Los diarios del Primero de Mayo aparecen con la foto de una importante manifestación: los vecinos de Cabra del Camp salen en rogativa pro lluvia portando imágenes de santos. Hay sequía, y por consiguiente hay rogativas.
Seguro que esos ilustrados vecinos catalanes no le rezan a Santa Rita para que su coche se ponga en marcha, sino que le dan a la llave del contacto. No se avergüenzan de salir a la calle en procesión, aunque posiblemente sonreirán divertidos con las danzas de un brujo africano para buscar el mismo resultado.
Algunos convecinos nuestros no sólo creen en Dios: creen en un Dios cicatero que quizá se deje convencer por ellos si le imploran en comitiva. En un Dios al que le gusta que le piropeen.
Son unos antiguos, porque los dioses modernos son el Triunfo, el Dinero y el Éxito. Que, decididamente, no atienden a rogativas.
Los obispos llaman a la desobediencia La Conferencia Episcopal española, dicen los diarios del 7 de mayo, ha hecho un llamamiento a la desobediencia civil: que ni jueces, ni concejales ni funcionarios apliquen la futura ley de matrimonio entre personas del mismo sexo.
Está claro que los eminentísimos prelados se vuelven a pasar de la raya, como suelen. Si no quieren bendecir las uniones entre personas del mismo sexo, allá ellos (aunque según su propia teología los compromisos matrimoniales entre personas católicas pueden ser vistos perfectamente como sacramentos). Pero que pretendan impedir que unas personas tengan los mismos derechos que las demás en función de sus emparejamientos, eso es pasarse de rosca; quizá no saben siquiera lo que es la rosca con tanta hostia.
La Iglesia española recibe cada mes once millones y medio de euros de la Hacienda Pública. (Lector: multiplica por 167 si quieres en pesetas la mareante cifra.)
¿Qué función justifica que un Estado laico pague cada mes a una organización confesional once millones y medio de euros, que estarían mucho mejor empleados en la creación de puestos de trabajo estables como los que tienen los curas? ¿Puestos de trabajo, por ejemplo, en la instrucción pública de las personas, en vez de trabajar en adoctrinarlas?
¿No sería mejor llamar al BOICOT a la Iglesia católica? ¿No sería mejor que los funcionarios por cuyas manos pasa la gestión de esos dineros públicos practicaran formas boicoteantes de desobediencia civil? ¿No se podría traspapelar expedientes, generar retrasos, introducir datos equivocados en los ordenadores? ¿No podemos devolverles —moderadamente, con sentido del humor— la pelota?
Para perder la esperanza, esos cristianos que tienen fe (creen en absurdos) pero ni un ápice de caridad.
Ratz-Ratz elevará a los altares a Wojtila Y Wojtila subirá a los altares en compañía de Pinochet y de Videla. Los altares estarán formados por cubos de cemento con un desaparecido en su interior, previamente bendecido por capellanes castrenses, recuperado o no de las profundidades marinas del Atlántico Sur o del Pacífico Sur.
Exportaciones de material humano torturable Los Estados Unidos, según denuncian organismos norteamericanos de derechos humanos y ha publicado el New York Times, exportan presos a Uzbekistán y Egipto para que en estos países sean interrogados bajo tortura. Tortura, se detalla, consistente en hervir partes del cuerpo, dar corriente en órganos genitales, arrancar uñas con tenazas, etc. El compromiso del gobierno norteamericano con los derechos humanos y la democracia puede ser valorado así en sus justos términos.
Sin embargo la cosa no viene sólo del actual gobierno. Los más viejos recordamos La Escuela de las Américas, que instruyó a los futuros torturadores de toda América Latina.
Y, en este contexto, no queda claro por qué Estados Unidos celebra el triunfo bélico sobre Hitler. Desde luego, no será por los métodos: desde Guantánamo y Abu Grahid, pasando ahora por Uzbekistán y Egipto, los métodos son cada vez más parecidos.
Y hablando de Uzbekistán Una manifestación de gente protestando contra la dictadura local ha sido dispersada por el viejo procedimiento de enviar al Ejército a disparar contra la multitud. Una matanza, claro es, con censura de prensa. Tampoco la hemos visto por la televisión que todo lo ve.
Gobierna ese país Islam Karimov, que antes de la caída de la Unión Soviética era el secretario general del Partido Comunista de Uzbekistán, y ahora gran amigo de los americanos. Recordado sea para la gente que aún conserve alguna duda acerca de lo que había debajo de la denominación «comunista» en aquellas latitudes. La sombra de Stalin es alargada.
Debate sobre el estado de la unión Aquí el PP sigue montando su aquelarre particular. El espectáculo de los Rajoy, Acebes Zaplana y Aznar en sus alturas nos ayuda a comprender cómo debió funcionar la derecha en los meses anteriores a la última guerra civil. Por supuesto, hoy nadie está para guerras; la historia, a lo sumo, se repite como farsa. Y, sin embargo, contemplar el nivel de la bronca popular equivale a un imaginario viaje de retorno por el túnel del tiempo. ¡Qué retórica tan anticuada, la de la derecha española! No han escarmentado. Para ellos los ciudadanos somos siempre cera manipulable por ellos. Esa actitud, al estar de por medio la liquidación del terrorismo, ¿puede significar que la perduración del problema terrorista le viene bien también a la derecha?
El diario El País y Chávez No era de esperar que un diario como El País, el instrumento de fabricación de opinión del capital de la industria mediática, simpatizara con un político como Hugo Chávez, que introduce medidas reformistas favorables a las clases trabajadoras venezolanas y orienta su política internacional hacia una menor dependencia de los países latinoamericanos respecto de los Estados Unidos. Ese capital ha preferido siempre a políticos como Carlos Andrés Pérez y compañía, títeres de los norteamericanos. Ahora El País ha iniciado una campaña dura contra el prestigio de Chávez, cuya sustitución busca afanosamente el gobierno norteamericano. Fijaos bien en lo que va publicando El País sobre Venezuela. Le hacen a Chávez lo mismito que aquí le hicieron a Anguita.
Celebración de Triunfo El Barça ha ganado el campeonato, y en las calles barcelonesas lo ha celebrado más de un millón de personas. Gracias a esta «lección de cosas» viva todos podemos imaginar como eran los júbilos festivos de las victorias antiguas: de César, por ejemplo, al desfilar en Roma tras liquidar a los celtas de las Galias. Un hervidero, un fragor, de emociones desatadas. La magnitud de la celebración barcelonesa ha dado en decenas de cabinas telefónicas arrasadas —vayan ustedes a saber por qué precisamente cabinas telefónicas—, y en bancos y papeleras arrancados, además del asalto a algún comercio. Las emociones exigen algo más que el grito, conminan a alguna acción que las materialice más allá de la vibración de las cuerdas vocales, y se desmandan a falta del adecuado encauzamiento cuanto más excepcional es la victoria. Propongo que en el futuro desfilen delante de los jugadores, bien protegidos por seguratas privados, los árbitros que hayan perjudicado a los campeones; y que en el estadio la marea de la emoción colectiva sea adecuadamente canalizada denostando con rebuscados insultos y blasfemias a los rivales derrotados y a los ciudadanos que no se hayan sumado a la celebración. Todo con el complaciente beneplácito de las autoridades civiles, subidas como siempre al palco escénico del vencedor. Y si eso no bastara, se podría instituir la sodomización pública y colectiva, se entiende que simbólica y en efigie, del más odiado de los rivales por los más apreciados de los héroes novi. Força, Barça! Y el año que viene más.
El NO francés al tratado «constitucional» europeo El NO francés es la expresión política del rechazo a la Europa del capital y una victoria pequeña pero significativa de la deseada Europa social alternativa.
Impuesta mundialmente la hegemonía neoliberal, el NO mayoritario de la población francesa da voz al malestar mundial con esas políticas neoliberales. Una voz del centro del sistema.
Los mismos que ayer decían que el NO sería algo así como el diluvio universal tratarán de decir ahora que aquí no ha pasado nada.
El NO francés, que no quedará aislado, que tiene aliados en el NO minoritario de España y de otras poblaciones europeas, ha de servir para sacar del conformismo político a quienes, como los sindicatos mayoritarios españoles, hayan apoyado el ya inviable proyecto político de constitucionalizar las políticas neoliberales. Se abre ahora un tiempo de reagrupamientos y también de miseria para gran parte de las «clases políticas» europeas. Pues el combate por una Europa con derechos sociales sólidos sólo ha dirimido una exploración preliminar.
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