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Tania Ganitsky

EL MUNDO va a acabarse antes que la poesía

y habrá nombres

para diferenciar el olvido de la fauna del olvido de la flora.

La palabra esqueleto solo se referirá a los restos humanos

porque habrá una forma particular

de describir el conjunto de huesos

de cada especie extinta.

Habrá un nombre para designar la última chispa de fuego,

un nombre primitivo como el del maíz,

y otro para la transparencia del río

que muchos se habrán lanzado a atrapar

al confundirla con sus almas.

Las crías nacidas ese día no se tendrán en cuenta,

pero la palabra parto sustituirá la palabra ironía que ya habrá sustituido la palabra tristeza.

Y habrá un léxico de adioses,

porque se dirán de tantas formas

que llenarán un libro entero, que es lo que quedará del amor,

de la literatura.

El mundo va a acabarse antes que la poesía

y la poesía continuará afirmando su devoción

a lo perdido.

DICEN que la última llama

se encenderá

en el océano.

En el vientre de la ballena

que hospeda los mitos olvidados,

en su canto,

que conjura el retorno de los dioses.

Pero yo he escondido

unas cerillas

para amparar las llamas

de la tierra.

Tania Ganitsky

De Desastre lento (2018)

10 /

12 /

2021

La diferencia fundamental [de la cultura obrera] con la cultura de los intelectuales que tan odiosa me resultaba es el principio de modestia. El militante obrero, el representante obrero, aunque sea culto, es modesto porque, se podría decir, reconoce que existe la muerte, como la reconoce el pueblo. El pueblo sabe que uno muere. El intelectual es una especie de cretino grandilocuente que se empeña en no morirse, es un tipo que no se ha enterado que uno muere, e intenta ser célebre, hacerse un nombre, destacar… esas gilipolleces del intelectual que son el trasunto ideal de su pertenencia a la clase dominante.

Manuel Sacristán Luzón
M.A.R.X, p. 59

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