La principal conversión que los condicionamientos ecológicos proponen al pensamiento revolucionario consiste en abandonar la espera del Juicio Final, el utopismo, la escatología, deshacerse del milenarismo. Milenarismo es creer que la Revolución Social es la plenitud de los tiempos, un evento a partir del cual quedarán resueltas todas las tensiones entre las personas y entre éstas y la naturaleza, porque podrán obrar entonces sin obstáculo las leyes objetivas del ser, buenas en sí mismas, pero hasta ahora deformadas por la pecaminosidad de la sociedad injusta.
El Lobo Feroz
Mejor que no vuelva
Sería más coherente con sus gestas saber morir fuera de aquí, como su abuelo.
Pero a diferencia de éste sin incitar a nada, ¿de acuerdo?
Después de todo, quedarse fuera sería como decir: «No quiero molestar».
Y le evitaría disgustos del oficio a su hijo, a quien se le podría poner todo más difícil todavía.
Más tarde, mucho más tarde, le podrían traer al panteón que le corresponde, esto si la historia del país se apacigua tanto que se haga con todo pelillos a la mar.
Más tarde quiere decir: cuando no haya gente enterrada en las cunetas, los que fueron asesinados de mala manera.
Creyó que eso no importaba, que aquellos sufrimientos fueron «tristes pero necesarios», y así lo dijo en ocasión solemne.
Debemos tenerle cierta compasión: le aterrorizaba no tener dinero. Ha sido un rico compulsivo.
¿En qué cabeza cabe que pueda volver como si no nos hubiéramos enterado de nada?
Como si no estuviéramos hartos del dinero acumulado deprisa, como si no nos repugnara tanto la gran corrupción.
Es un misterio para este Lobo por qué los que más tienen quieren más. Debe de ser una neurosis pesadísima de sobrellevar, y hasta, como decía, podríamos tenerles compasión si su tener más no significara para otros tener menos. Cuanto más unos, menos otros. No hay misterios. La economía capitalista son vasos comunicantes que tienen la particularidad de no equilibrarse, de ser vasos desequilibrados.
Esa es la palabra.
20 /
12 /
2021