La diferencia fundamental [de la cultura obrera] con la cultura de los intelectuales que tan odiosa me resultaba es el principio de modestia. El militante obrero, el representante obrero, aunque sea culto, es modesto porque, se podría decir, reconoce que existe la muerte, como la reconoce el pueblo. El pueblo sabe que uno muere. El intelectual es una especie de cretino grandilocuente que se empeña en no morirse, es un tipo que no se ha enterado que uno muere, e intenta ser célebre, hacerse un nombre, destacar… esas gilipolleces del intelectual que son el trasunto ideal de su pertenencia a la clase dominante.
Emilio Silva Barrera
Agujeros en el silencio
Postmetropolis,
Madrid,
2020,
248 págs.
Rosa Ana Alija
En Agujeros en el silencio, Emilio Silva Barrera realiza un recorrido por el debate sobre la memoria histórica a partir de la exhumación de la fosa de los conocidos como «Trece de Priaranza», entre los que se encontraba su abuelo. Llevada a cabo en el año 2000 en la localidad leonesa de Priaranza del Bierzo, fue la primera exhumación científica de una fosa de asesinados del franquismo, y no solo abrió la tierra, sino también el debate social sobre las consecuencias de las violaciones de derechos humanos de la dictadura y la impunidad frente a ellas.
Lo que sigue es una suerte de podcast en el que el propio autor relata cómo nació este libro y se recoge su discurso en la presentación del libro el 7 de diciembre de 2020 en el Teatro del Barrio de Madrid, en la que participaron, además de Silva, la periodista Olga Rodríguez y el poeta Juan Carlos Mestre.
10 /
2021