Vosotros, los que estáis ahí, sí, vosotros, mis contemporáneos que os creéis superiores a
las generaciones precedentes y que os consideráis vacunados contra esta propaganda de
guerra simplista y burda que engañó a nuestros padres, a nuestros abuelos, a nuestros bisabuelos, ¿estáis seguros de que lo que os dicen ha sido así? Haríais mejor examinando más de cerca lo que acaban de deciros vuestros medios de comunicación, porque puede que os lo hayáis tragado ¡No hay que remontarse a 50 o 100 años atrás! sino a ayer mismo, durante la guerra contra Irak, Yugoslavia, Rusia y Palestina.
Economistas contra la democracia. Los intereses inconfesables de los falsos expertos de la economía
Ediciones B,
Barcelona,
Albert Recio Andreu
El nombre del título puede engañar a los que esperen un análisis del tipo que tanto gusta a los amantes de encontrar conspiraciones para explicar la situación presente. No se trata de mostrar que tal o cual economista está conchavado con tal o cual plutócrata para desarrollar tal o cual tipo de política económica. Se trata de discutir las bases conceptuales sobre las que se sustentan las políticas económicas actuales. Y de hecho se concentra en un aspecto específico de la cuestión: cómo las concepciones económicas actuales significan un ataque directo a la organización democrática de la sociedad y a la política como respuesta contingente emanada del juego democrático y de la búsqueda de respuestas a situaciones cambiantes.
El núcleo central de su análisis se concentra en discutir, desde la aportación de autores como Simon, Shackle, Stiglitz, hasta el mismo Hayek, los fundamentos del nuevo «constitucionalismo económico» que limita la política económica a la actuación de los expertos de grandes instituciones regidas de forma independiente y mediante normas invariables del tipo Banco Central Europeo, Organización Mundial de Comercio o políticas como la del tipo de cambio fijo que tantos desastres ha provocado en Argentina o Ecuador.
No se trata de una obra redonda, a veces excesivamente enfática, con mucha autocita del propio autor. Pero aporta elementos interesantes para la crítica de las políticas actuales. Cuando recién acababa de leer el libro llega la noticia de la concesión del Nobel a dos partidarios de las normas fijas y la macroeconomía de los expertos.
Y es que, salvo errores, la Academia sigue dominada por la banda de carcamales que Sapir trata de criticar.
11 /
2004