Sabíamos que las bibliotecas están llenas de tratados de ciencia política que, pese a sus diferentes tendencias, coinciden en considerar oro de ley el dictum aristotélico según el cual «para ser humano hay que tener polis». Lo que faltan son estantes que recojan lo que han dicho y pensado quienes se sitúan al margen y son marginados, ya por convicción, ya por imposición.
Adrienne Rich
En aquellos años
En aquellos años, dirán las gentes, perdimos el rastro
del significado de nosotros, de ustedes
hasta encontrarnos
reducidos a yo
y todo ese asunto se tornó
estúpido, irónico, terrible:
intentábamos vivir una vida personal
y, cierto, aquella fue la única vida
de la que podíamos dar testimonio
Pero los grandes pájaros oscuros de la historia gritaron
y se sumergieron
en nuestro clima personal
Fueron decapitados en alguna otra parte pero sus picos y alas
se movieron
a lo largo de la costa, a través de los jirones de niebla
donde permanecíamos, diciendo yo.
En: Oscuros campos de la República
Ed. Norma, Santafé de Bogotá, 2000
Trad. de Jorge Yglesias
Que conste en acta
Las nubes y las estrellas no libraron esta guerra
los arroyos no dieron información
si las montañas lanzaron piedras de fuego en el río
fue sin tomar partido
la gota de agua que se mecía imperceptiblemente bajo la hoja
no tenía opiniones políticas
y si aquí o allí una casa
se inundó de aguas residuales atascadas
o envenenó a los que allí vivían
con lentas humaredas, durante años
las casas no estaban en guerra
ni tampoco los edificios estañados
planearon negar cobijo
a las ancianas sin techo o a los niños vagabundos
no tenían la política de hacerlos vagar
o morir, no, las ciudades no fueron el problema
los puentes no eran partidistas
las autopistas ardieron, pero no con odio
Incluso las millas de alambrada
extendidas en torno a barracones agazapados
diseñados para mantener a los indeseables
a distancia segura, fuera de la vista
incluso los tablones que tuvieron que absorber
año tras año, tantos sonidos humanos
tantos trasfondos de vómito, lágrimas
sangre que empapaba lentamente
no se habían ofrecido para esto
Los árboles no se prestaron a que los cortaran en tablones
ni las espinas a desgarrar carne
Mira todo esto a tu alrededor
y pregunta de quién es la firma
impresa en las órdenes, trazada
en la esquina de los planos de construcción
Pregunta dónde estaban las mujeres
analfabetas, barrigudas, los borrachos y los locos,
aquéllos a los que temes más que a nada:
pregunta dónde estabas tú.
Trad. propia
CONTABAS una historia sobre la guerra nuestra historia
una vieja historia y aún debe ser contada
la historia de lo nuevo que huyó de lo viejo
de cómo el gran sueño se tensó y cambió
el navío de la esperanza se estremeció sobre el pecho del témpano
los afectos secretos flaquearon y vacilaron.
Así somos derribados juntos así somos despedazados
en una temblorosa república sus labios de vidrio
partidos como si la grieta principal
no hubiera sido calculada desde el inicio en el poderoso patíbulo.
En: Oscuros campos de la República
Ed. Norma, Santafé de Bogotá, 2000
Trad. de Jorge Yglesias
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1 /
2020