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Adrienne Rich

En aquellos años

En aquellos años, dirán las gentes, perdimos el rastro

del significado de nosotros, de ustedes

hasta encontrarnos

reducidos a yo

y todo ese asunto se tornó

estúpido, irónico, terrible:

intentábamos vivir una vida personal

y, cierto, aquella fue la única vida

de la que podíamos dar testimonio

Pero los grandes pájaros oscuros de la historia gritaron

y se sumergieron

en nuestro clima personal

Fueron decapitados en alguna otra parte pero sus picos y alas

se movieron

a lo largo de la costa, a través de los jirones de niebla

donde permanecíamos, diciendo yo.

En: Oscuros campos de la República

Ed. Norma, Santafé de Bogotá, 2000

Trad. de Jorge Yglesias

Que conste en acta

Las nubes y las estrellas no libraron esta guerra

los arroyos no dieron información

si las montañas lanzaron piedras de fuego en el río

fue sin tomar partido

la gota de agua que se mecía imperceptiblemente bajo la hoja

no tenía opiniones políticas

 

y si aquí o allí una casa

se inundó de aguas residuales atascadas

o envenenó a los que allí vivían

con lentas humaredas, durante años

las casas no estaban en guerra

ni tampoco los edificios estañados

 

planearon negar cobijo

a las ancianas sin techo o a los niños vagabundos

no tenían la política de hacerlos vagar

o morir, no, las ciudades no fueron el problema

los puentes no eran partidistas

las autopistas ardieron, pero no con odio

 

Incluso las millas de alambrada

extendidas en torno a barracones agazapados

diseñados para mantener a los indeseables

a distancia segura, fuera de la vista

incluso los tablones que tuvieron que absorber

año tras año, tantos sonidos humanos

 

tantos trasfondos de vómito, lágrimas

sangre que empapaba lentamente

no se habían ofrecido para esto

Los árboles no se prestaron a que los cortaran en tablones

ni las espinas a desgarrar carne

Mira todo esto a tu alrededor

 

y pregunta de quién es la firma

impresa en las órdenes, trazada

en la esquina de los planos de construcción

Pregunta dónde estaban las mujeres

analfabetas, barrigudas, los borrachos y los locos,

aquéllos a los que temes más que a nada:

pregunta dónde estabas tú.

Trad. propia

 

CONTABAS una historia sobre la guerra          nuestra historia

una vieja historia y aún debe ser contada

la historia de lo nuevo que huyó de lo viejo

de cómo el gran sueño se tensó y cambió

el navío de la esperanza se estremeció sobre el pecho del témpano

los afectos secretos flaquearon y vacilaron.

Así somos derribados juntos          así somos despedazados

en una temblorosa república         sus labios de vidrio

partidos como si la grieta principal

no hubiera sido calculada desde el inicio en el poderoso patíbulo.

 

En: Oscuros campos de la República

Ed. Norma, Santafé de Bogotá, 2000

Trad. de Jorge Yglesias

30 /

1 /

2020

Mas no por ello ignoramos
que también el odio contra la vileza
desencaja al rostro,
que también la cólera contra la injusticia
enronquece la voz. Sí, nosotros,
que queríamos preparar el terreno a la amistad
no pudimos ser amistosos.

Bertolt Brecht
An die Nachgeborenen («A los por nacer»), 1939

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