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Erika González, Agustín Moreno y Enrique Ortega

Agua del grifo, por favor

El agua es un bien común, necesario para la vida, que se debe gestionar sin ánimo de lucro, con criterios de solidaridad y cooperación, acceso universal, equidad, control democrático y sostenibilidad medioambiental y social. Además, su provisión a los ciudadanos tiene la condición de derecho humano, que los poderes públicos deben garantizar.

Así debería ser, pero el neoliberalismo ha convertido el agua en un gran negocio, una de cuyas expresiones más notable es la venta de agua embotellada, que a través de potentes campañas publicitarias, ha extendido su uso a amplias capas de la población, a pesar de ser mucho más cara, menos segura y producir mayores impactos ambientales, que el agua de grifo. En España es muy importante el negocio del agua embotellada: en 2017 se produjeron 7.700 millones de litros, siendo el cuarto país europeo en producción y el tercero en consumo.

Cabe preguntarse, por qué, si el agua de grifo es buena, en los restaurantes, bares y lugares públicos y privados, nos ofrecen directamente agua embotellada. La respuesta es muy sencilla: por los enormes beneficios económicos que da la venta de este producto.

Hay numerosas razones para avalar el consumo de agua de grifo, respecto al agua embotellada, tanto de índole social, como económica y ambiental, e incluso en aquellos aspectos relativos a su fiabilidad y calidad. Veamos algunas de ellas:

  1. El consumo de agua de grifo favorece la protección de un bien común. El control público de los servicios de agua, y saneamiento, permite gestionar los recursos y ecosistemas hídricos de forma sostenible, teniendo en cuenta el interés general y los aspecto ambientales y sociales. El derecho humano al agua garantiza el acceso de todos los ciudadanos al agua de grifo, independientemente de su situación económica.
  2. Por el contrario, el agua embotellada es un negocio privado cuyo objetivo fundamental es maximizar os beneficios, sin tener en cuenta sus numerosos impactos medioambientales. Desde la captación incontrolada de los recursos, el riesgo de sobre explotación de los acuíferos, la producción con controles diferentes a los exigidos para la potabilidad del agua, la distribución con la generación de gases de efecto invernadero y la utilización de envases, en una buena parte de plástico, con efectos contaminantes innegables. Un aspecto a tener en cuenta, es que el 95% de los manantiales reconocidos en España están explotados por compañías embotelladoras de agua.
  3. El agua de grifo evita la generación de residuos plásticos. Estos residuos constituyen una de las mayores lacras del agua embotellada. Según los datos de la Estrategia Europea para el plástico, el 59% de los residuos plásticos generados en Europa son envases. Las cifras en España son de un consumo de 3.500 millones de botellas de plástico al año, cuyo reciclaje no se puede resolver con eficacia, salvo un pequeño porcentaje, contando con las tecnologías actuales. Resolver el grave problema de los residuos de plástico pasa por buscar alternativas.
  4. El agua de grifo es más saludable y segura que el agua embotellada, sus controles se rigen por criterios de seguridad sanitaria, mientras que los del agua embotellada se rigen por criterios alimentarios, que son menos exigentes. En España se cifra en un 99,5% del total, el agua de grifo que cumple con las garantías de calidad sanitaria. Un dato: el 93% de las aguas embotelladas han presentado micropartículas de plástico que proceden del envase y del proceso de embotellamiento. Estas micropartículas contienen, según informes científicos, cantidades variables de antimonio, elemento perjudicial para la salud., cuya concentración en el agua puede incrementarse por el tiempo de almacenamiento y la exposición a la luz solar.
  5. El agua embotellada es un gran negocio, que produce millones de beneficios para las empresas del sector. El lobby del agua embotellada en España que pertenecen mayoritariamente a empresas transnacionales de la alimentación (Nestlé, Danone, Coca-Cola, Pascual, Vichy Catalán y Mahou-San Miguel) (Nota 4), factura al año más de mil millones de euros. En Madrid, cuya agua es de una excelente calidad, el litro de agua de grifo cuesta de media 0,0015 euros, mientras que e litro de agua embotellada cuesta, como mínimo, 140 veces más cara. Ante la pregunta de cómo podemos incidir desde la sociedad civil para favorecer el consumo de agua de grifo y disminuir el de agua embotellada, minimizando sus impactos negativos sobre la sociedad y el medio ambiente, una veintena de organizaciones sociales, ecologistas sindicales y vecinales, hemos puesto en marcha la campaña “AGUA DE GRIFO, POR FAVOR”, que pretende informar y concienciar a los ciudadanos y a las instituciones públicas y privadas sobre la conveniencia de consumir agua de grifo. Esta campaña tiene los siguientes objetivos:
  • Poner en valor el agua de grifo y poner en evidencia los problemas derivados del consumo de agua embotellada, para disminuir su consumo.
  • Incidir en el sector de la hostelería, a través de una demanda social que exija que en los bares, restaurantes y establecimientos hoteleros, se disponga en primer lugar de agua de grifo, como ya se está haciendo en ciudades como París y Nueva York.
  • Impulsar actuaciones de las administraciones e instituciones públicas para favorecer el consumo de agua de grifo, como puede ser la instalación de fuentes y surtidores de libre acceso en espacios comunes e instalaciones públicas, o la adopción de leyes o normativas que obliguen a servir agua de grifo en la hostelería cuando el cliente así lo pida. Ya existen países europeos con legislación estatal en este sentido y en España algunas comunidades autónomas han iniciado este proceso, como Baleares, Navarra y Andalucía. Por eso decimos: ¡Por favor, agua del grifo! con tanta educación como firmeza y agradecemos a los establecimientos hoteleros, a las administraciones públicas y a las entidades públicas y privadas su contribución al uso racional de los recursos fundamentales y a la lucha contra los residuos.

 

[Fuente: Cuarto Poder. Erika González, Agustín Moreno y Enrique Ortega son miembros de Ecologistas en Acción]

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2020

¿Cómo viven los vivos con los muertos? Hasta que el capitalismo deshumanizó a la sociedad, todos los vivos esperaban la experiencia de la muerte. Era su futuro final. Los vivos eran en sí mismo incompletos. De esa forma vivos y muertos eran interdependientes. Siempre. Sólo una forma de egotismo extraordinariamente moderna rompió esa interdependencia. Con consecuencias desastrosas para los vivos, ahora pensamos en los muertos en términos de los eliminados.

John Berger
Doce tesis sobre la economia de los muertos (1994)

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