La política electoral, si bien no debe desestimarse, no puede ubicarse en el centro de ninguna acción política radical seria, orientada a cambiar las instituciones que sustentan el sistema político, desmantelar las ideologías hegemónicas y fomentar el tipo de conciencia de masas en que habría de basarse un cambio social y político desesperadamente necesario.
Manolo Monereo
La dictadura de lo políticamente correcto y sus agentes
Todo comenzó en la mañana de ayer. Tuve conocimiento de un tuit de mi amigo Víctor Lenore diciendo que Fusaro convocaba una manifestación en Roma para el 12 de octubre con el lema “Liberemos Italia” y que yo acudiría. Enseguida pensé en lo que me vendría encima. Efectivamente, no tardaron en aparecer los de siempre, directamente al cuello y al honor personal. Son los mismos que nos masacraron a Héctor Illueca, a Julio Anguita y a mí. Se trata de un discurso disciplinario basado en la manipulación, en un engaño que oculta sus verdaderas intenciones. Algunos de nosotros nos sentimos bajo vigilancia. El verdadero objetivo no es otro que impedir el surgimiento de una izquierda patriótica, soberanista y socialista en España.
Enseguida retuiteé la página web en la que se convocaba la manifestación del 12 de octubre. Reproduzco la traducción del manifiesto y la convocatoria:
Liberemos Italia
¡Salgamos de la jaula de la UE! ¡Recuperemos la soberanía monetaria! ¡Reconquistemos la democracia! ¡Apliquemos la Constitución de 1948! ¡Trabajo y dignidad para todos!
Italia está en un punto de inflexión. O las exigencias europeas son rechazadas de una vez por todas o el declive del país será imparable.
La pobreza, el paro y el empleo precario pueden y deben de acabar, pero las normas europeas nos impiden hacerlo. Las mismas, mientras garantizan los derechos a las finanzas privadas y especulativas, impiden a los Estados la posibilidad de perseguir el bien común.
Al pueblo italiano se le quieren negar todos los derechos, incluso el de salir de la crisis. Para la UE la única política permitida sigue siendo la de los sacrificios, mientras que la Constitución de 1948 es atropellada por los modernos carros armados jurídicos y financieros euro-alemanes.
Es hora de salir de esta jaula. Italia tiene los recursos y los medios para salir de la situación a la que fue condenada, hace casi treinta años, por una clase política irresponsable y corrupta.
Italia puede y debe hacerlo. Las ideas y las propuestas para salir de la crisis existen. Es hora de unir a todas las fuerzas disponibles para un gran proyecto de renacimiento. Es hora de vencer el miedo propagado por las élites dominantes (por ejemplo el del spread) para que nada cambie.
La liberación es posible, pero hay que creer en ello.
Se hará realidad solo con la movilización popular.
Invitamos a todos los que se reconocen en los valores del patriotismo democrático y constitucional a participar en la manifestación del 12 de octubre. Una manifestación abierta e inclusiva, para decir mientras tanto dos cosas : luchar es necesario, ¡vencer es posible!
¡Liberemos Italia!
A la manifestación no se admitirán símbolos de partido, sino sólo la tricolor de la República.
Como se puede ver, se trata de un manifiesto que defiende la soberanía popular, desde la Constitución italiana de 1948 y se opone a la Unión Europea y a sus políticas basándose en un patriotismo democrático. Se puede estar de acuerdo o no y se les puede calificar de muy diversas formas, pero defienden el Estado nación, la democracia republicana y se oponen resueltamente al euro. ¿Qué hace Fusaro? Se suma a esta convocatoria, es decir, a un manifiesto que proponen personas pertenecientes a un soberanismo de izquierdas enfrentado al populismo de derechas que representa Salvini.
La manipulación es descarada pero eficaz. Primero, se demoniza a una persona: Fusaro es fascista. Segundo, lo que apoya Fusaro es fascismo; como lo apoya Monereo, es también fascista. Se ve, con claridad que no conocían ni la convocatoria ni el contenido del manifiesto; los insultos fueron lo primero y resultó difícil rectificar. He sido descalificado, insultado y amenazado. Me da rabia tener que decirlo: soy un antifascista consciente, al menos, desde los 18 años. Milito en el comunismo desde hace 46 y mi patrimonio moral e intelectual está fundado en Antonio Gramsci y Palmiro Togliatti.
La dictadura de lo políticamente correcto existe y tiene sus operadores. Ellos definen lo correcto y lo incorrecto y machacan, literalmente, a los que se oponen a ese discurso dominante. No soportan una izquierda incorrecta y revolucionaria. Difaman con el nombre de fascismo a los que criticamos a la UE, a la oligarquía financiero empresarial que la dirige y a la hegemonía alemana. Confunden y manipulan porque no soportan que, una vez más, la historia no vaya por donde ellos piensan. Es la misma izquierda que destrozó al Partido Comunista Italiano, que hizo posible a Salvini y que favoreció al Movimiento 5 Estrellas.
[Fuente: Cuarto Poder]
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8 /
2019