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El catalanismo, del éxito al éxtasis

El Viejo Topo,

Barcelona,

Miguel Muñiz

Estamos en un buen momento, porque el ruido mediático en torno al juicio casi ha cesado; se abre un tiempo sin comparecencias propagandísticas y crónicas sobre acusados, fiscalías, defensas y juez llenas de pasión; un buen momento para buscar sentido a todo, para valorar las implicaciones, las consecuencias sociales y políticas de la sentencia en Cataluña y en el resto de España. Parece ser que faltan casi cuatro meses (aunque voces expertas lo reducen a uno sólo) antes de que el Tribunal Supremo se pronuncie. Tiempo para leer alguno de los títulos de esta trilogía (o todos). Tiempo de profundizar.

Una previa, tan inevitable como inútil, dado el nivel emocional que los nacionalismos han impuesto en Cataluña: aunque centrados en el procés, el contenido de los tres libros es aplicable a cualquier nacionalismo vigente (español incluido). Mis reservas hacia cualquier patriotismo me han permitido extraer de su lectura analogías entre catalanismo, españolismo, vasquismo, francofilia, anglofilia, etc. Pero no se pueden extrapolar valoraciones; de ahí esta inevitable e inútil previa, fruto de la exaltación que los nacionalismos en danza imponen.

Entre la numerosa bibliografía en castellano sobre el procés publicada entre 2012 y 2017 (los “años gloriosos” del secesionismo), este trabajo del profesor Martín Alonso destaca como uno de los más completos y minuciosos, y como fuente de claves interpretativas. Revela la conexión entre hechos conocidos y estrategias de fondo, dando sentido a los primeros, y ofreciendo la necesaria perspectiva de conjunto para entender las segundas. Un referente para evaluar las limitaciones y potencialidades que tendrá la futura sentencia, sea cuál sea su contenido; yendo más allá de tópicos banales sobre su valor de elemento de desbloqueo o de instrumento de venganza.

Porque, aunque los hechos se refieren a un pasado muy reciente, del que hay abundante documentación en las hemerotecas, determinados aspectos, más allá de lo que ha sido expuesto en el juicio, son objeto de un silencio selectivo desde dos posiciones que disponen de potentes medios de información y ocultación. De una parte, desde los acusados y su entorno, se ejerce una censura selectiva sobre aspectos, especialmente políticos, que puedan agravar la consideración penal de lo sucedido; y de otra parte, desde sectores políticos que se podrían denominar de “izquierdas”, también se ejercita la amnesia selectiva, o se banalizan cuestiones conflictivas, considerando que si se resta importancia a lo sucedido, se facilitará la solución de un conflicto en que, por acción u omisión, tomaron partido a favor de los acusados.

El primer volumen (La génesis de un problema social) detalla la ingeniería que articula el secesionismo, combinando perspectiva amplia y síntesis concreta; porque los acontecimientos de sobras conocidos que se sucedieron durante los “años gloriosos”; desde manifestaciones multitudinarias a rebeliones de una parte de la bien pagada clase política y las instituciones afines, resultan inexplicables (excepto que se recurra al simplismo de un movimiento social original de carácter espontáneo) sin ahondar en las políticas desarrolladas desde el nacionalismo catalán durante los 22 años anteriores ―si la referencia es el documento sobre políticas de infiltración catalanista social, administrativa y económica, desvelado en 1990―, o los 32 anteriores, si nos remontamos al primer gobierno de Jordi Pujol.

Aquí Martín Alonso afronta la difícil tarea de explicar en origen cada una de las mentiras, medias verdades y manipulaciones historicistas que fueron, y son aún hoy, consignas repetidas hasta la náusea; desde el conocido “España nos roba”, hasta el “todo comenzó con la sentencia del Constitucional”, pasando por la “derrota de Cataluña en 1714” (o 1939). Aquí el autor sabe contrastar en cada caso el discurso (o “relato”) desplegado entre 2010 y 2012 con el que emitían unos pocos meses antes las mismas personas; o pone en evidencia la distancia entre auténtico conocimiento histórico e historicismo, ese uso instrumental de la historia que hacen todos los nacionalismos.

Si el primer volumen trata sobre el conflicto social, el segundo (La intelectualidad del ‘proceso’) profundiza en las actividades de la denominada industria identitaria: el conjunto de ONG, instituciones y fundaciones, regadas con abundantes recursos públicos y privados, y las personas que las dirigen y gestionan; esa infraestructura que cimenta las actividades políticas puestas en evidencia en el primer volumen.

Se analiza el entramado sobre el que se sostiene la apelación continua a la voluntad de ser, concepto éste también de profunda raigambre en todos los nacionalismos. Y Martín Alonso tiene la valentía de escribir poniendo nombres y apellidos a las personas y organismos (que también los tienen) que forman dicha industria, lo que da más valor al análisis.

Por su extensión, el tercer volumen (Impostura, impunidad y desistimiento) casi podría considerarse una obra de consulta. Justificación de dicha extensión en palabras del autor: es mucho más difícil (y requiere mucho más espacio) refutar mentiras, o medias verdades, que difundirlas; aunque siempre es más sencillo replicar ambas con otras mentiras o medias verdades de signo nacional opuesto, ejercicio de triste actualidad en Cataluña en que el autor nunca cae.

El mérito de Martín Alonso se acrecienta si se considera que dichas mentiras y medias verdades cuentan con potentes aparatos mediáticos que las repiten infatigablemente, y que, además, la industria identitaria difusora de semejante género mantiene una voluntad tozuda de seguir apelando al sentimentalismo y al todo vale para imponerse. Y, además, el volumen documenta en detalle el estado permanente de impostura e impunidad con los que los nacionalismos actúan, y señala a los responsables, por acción u omisión, de este estado de cosas (el desistimiento). Las 796 páginas de contenido (sin bibliografía ni índices) son casi un mínimo.

Dos apuntes para cerrar una reseña que podría ser inacabable.

El primero es positivo: va sobre la abundancia, riqueza, calidad y variedad de citas culturales, políticas e históricas que ilustran el inicio de cada capítulo en cada libro; citas que son un homenaje a la resistencia intelectual y al pensamiento crítico, que han actuado como contrapeso al despliegue de irracionalidades nacionalistas desde sus inicios en el siglo XIX. También es de agradecer el rigor que lleva a incluir una bibliografía y un índice analítico y onomástico en cada volumen.

El segundo corresponde al que considero el principal aspecto negativo de toda la obra: el predominio de un lenguaje rico, pero excesivamente cargado de metáforas que, aunque aportan amenidad en momentos difíciles, puede constituir una barrera para lectoras o lectores potenciales poco acostumbrados a textos de ciencias sociales.

Y un deseo, o una consideración, final.

Sería deseable que la mayor parte de las personas que se encuadran en lo que se podría llamar “las izquierdas”, desde luego en Cataluña, pero sobre todo en el conjunto de España, leyesen, como mínimo, el primer volumen de la trilogía (aunque mejor sería que los leyesen todos), porque, al margen del acuerdo o desacuerdo que se pueda manifestar con su contenido, se trata de un sano ejercicio de pensamiento crítico que relativiza la función continuada y omnipresente de unos medios informativos, cuyas vinculaciones con los poderes políticos que agitan banderas nacionales de todos los colores resulta clamorosa a poco que se reflexione.

26 /

6 /

2019

Mas no por ello ignoramos
que también el odio contra la vileza
desencaja al rostro,
que también la cólera contra la injusticia
enronquece la voz. Sí, nosotros,
que queríamos preparar el terreno a la amistad
no pudimos ser amistosos.

Bertolt Brecht
An die Nachgeborenen («A los por nacer»), 1939

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