La diferencia fundamental [de la cultura obrera] con la cultura de los intelectuales que tan odiosa me resultaba es el principio de modestia. El militante obrero, el representante obrero, aunque sea culto, es modesto porque, se podría decir, reconoce que existe la muerte, como la reconoce el pueblo. El pueblo sabe que uno muere. El intelectual es una especie de cretino grandilocuente que se empeña en no morirse, es un tipo que no se ha enterado que uno muere, e intenta ser célebre, hacerse un nombre, destacar… esas gilipolleces del intelectual que son el trasunto ideal de su pertenencia a la clase dominante.
Richard Wilkinson y Kate Pickett
Igualdad
Capitán Swing,
Madrid,
408 págs.
A. R. A.
Igualdad sigue la línea que ya marcaron estos mismos autores en su anterior entrega (Desigualdad. Un análisis de la (in)felicidad colectiva). Con una base empírica muy sólida y con referencias a muchos campos científicos, muestran el devastador impacto social y personal que tienen las desigualdades, y cómo las sociedades más igualitarias ofrecen evidencias de que podemos mejorar. El libro incluye una brillante crítica a las ideas de meritocracia que impregnan muchos comportamientos sociales, y pone de manifiesto la relación existente entre enfermedades mentales, devastación ambiental y modelo social. Debería ser un libro de lectura obligatoria para toda persona empeñada en buscar buena argumentación científica para las demandas igualitarias, y debería serlo también, sobre todo, para tanto educador que de buena fe está colaborando a generar una cultura meritocrática que impide pensar en un modelo social más cooperativo e igualitario.
25 /
5 /
2019