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C. P. Cavafis

En una gran colonia griega, 200 a. C.

Que los asuntos en la Colonia no van como debieran,
no cabe la menor duda,
y aunque, con todo, poco a poco salimos adelante,
quizá, como muchos piensan, haya llegado el momento
de traer un Reformador Político.

Mas el inconveniente y la dificultad
es que estos Reformadores
de cualquier cosa hacen una gran historia.

(¡Qué suerte si nunca
nadie los necesitara!) Para todo,
por una insignificancia, preguntan e investigan
y pronto surgen en su cabeza reformas radicales,
con la exigencia de ejecutarse sin demora.

Tienen también inclinación por los sacrificios,

Renunciad a esa posesión;
vuestra ocupación no es segura;
posesiones así perjudican precisamente a las Colonias.
Renunciad a este recurso,
y a aquel otro en relación con éste,
y a este tercero: como una consecuencia natural;
son esenciales, mas —¿qué hacer?—
os producen una responsabilidad perjudicial
.

Y cuanto más van avanzando en su control,
más y más de superfluo van hallando y tratando de suprimir;
cosas que, por otra parte, difícilmente uno puede abolir.
Y cuando, por fortuna, acaban su trabajo
tras haber limitado y recortado todo minuciosamente,
se marchan, cobrando su sueldo merecido,
veamos entonces lo que luego queda
de cirugía tan habilísima.

Quizá no llegó el momento todavía.
No nos apresuremos; la prisa es cosa peligrosa.
Las medidas prematuras dan de qué arrepentirse.
Mucho es lo que está mal, desde luego y por desgracia, en la Colonia.

¿Pero hay algo humano que sea perfecto?
Y, pese a todo, mirad, salimos adelante.

 
Nota al poema

Escrito en 1928, dentro de la línea de C. P. Cavafis de reflexionar sobre la condición humana y los cambios sociales a través de sus profundos conocimientos de la cultura del helenismo y el cristianismo primitivo, y de los acontecimientos históricos de Grecia, las islas del Egeo, la península de Anatolia y el Asia Menor. Lógicamente, la situación que plantea es imaginaria.

Según Pedro Bárcenas de la Peña, máximo compilador y analista de la Poesía completa de Cavafis en castellano, la elección de la fecha (200 a. C.) no es casual: corresponde al momento que Cavafis considera de máximo esplendor del helenismo, el que marca el “punto de inflexión”, la decadencia, ante la presión creciente de Roma.

28 /

12 /

2018

La diferencia fundamental [de la cultura obrera] con la cultura de los intelectuales que tan odiosa me resultaba es el principio de modestia. El militante obrero, el representante obrero, aunque sea culto, es modesto porque, se podría decir, reconoce que existe la muerte, como la reconoce el pueblo. El pueblo sabe que uno muere. El intelectual es una especie de cretino grandilocuente que se empeña en no morirse, es un tipo que no se ha enterado que uno muere, e intenta ser célebre, hacerse un nombre, destacar… esas gilipolleces del intelectual que son el trasunto ideal de su pertenencia a la clase dominante.

Manuel Sacristán Luzón
M.A.R.X, p. 59

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