La principal conversión que los condicionamientos ecológicos proponen al pensamiento revolucionario consiste en abandonar la espera del Juicio Final, el utopismo, la escatología, deshacerse del milenarismo. Milenarismo es creer que la Revolución Social es la plenitud de los tiempos, un evento a partir del cual quedarán resueltas todas las tensiones entre las personas y entre éstas y la naturaleza, porque podrán obrar entonces sin obstáculo las leyes objetivas del ser, buenas en sí mismas, pero hasta ahora deformadas por la pecaminosidad de la sociedad injusta.
Agustín Moreno
La gamificación de la sociedad
Una cosa es cierta: que de cada ciento gana uno. Pero eso ¿a mí que me importa?
El jugador, de Fiódor Dostoievski
Históricamente se constata que en las épocas de crisis económica crece el juego y se expanden las religiones. La razón es simple: las dificultades alimentan las ilusiones, la religión ofrece soluciones mágicas y el juego produce expectativas de éxito. Tiene su lógica. La desesperanza, los apuros económicos, la falta de una perspectiva positiva… producen un efecto de búsqueda de resultados rápidos, de golpes de suerte para abandonar las situaciones difíciles, de encontrar algo en lo que creer cuando se pierde la confianza en sí mismo. Lo dicen los sociólogos y los psicólogos: los sectores más vulnerables se aferran a sus creencias y a tercas e infundadas esperanzas.
Si nos centramos en el juego, vienen a la memoria la proliferación de las apuestas durante la Gran Recesión de los años treinta o incluso series como Peaky Blinders. Muchas veces está asociado a actividades ilegales, pero otras son loterías y juegos que organizan los propios Estados. Ahora adopta muchas formas. Están las clásicas lotería, quiniela, bonoloto, casinos, cupón ONCE… Desde el proceso de legalización de las casas de apuestas y casinos online en España que se inició con la Ley 13/2011, está incluido el juego online (las apuestas deportivas, el póker, la ruleta y el bingo online), una modalidad hasta entonces poco asentada en España y que se ha convertido en la modalidad preferida de los jugadores más jóvenes. Pero el fondo de la motivación es la misma: la crisis estimula que se juegue por la ilusión de obtener premios que permita salir del agujero o al menos aliviar las dificultades
En los últimos años hemos asistido a la proliferación en España de locales de juego y apuestas. Es muy sintomático que los lugares donde más crecen son los barrios humildes. Ya me lo venían contando los alumnos en Vallecas, con brillo en los ojos, una impulsividad a flor de piel y la excusa de que controlaban. Se junta la necesidad de hacer algo de dinero, la creencia de que pueden ganarlo aprovechando, por ejemplo, los conocimientos del futbol, y que las empresas regalan cantidades para empezar a jugar (y para enganchar) como si fuera droga gratis hasta que se genera la adicción. Se facilita el juego al poderse apostar en los salones o a través del móvil, algo que resulta más adictivo incluso que el juego presencial. El resultado del juego es fabricar ludópatas y entonces, esta adicción que ha surgido de manera invisible, se convierte en un grave problema social.
[Fuente: CuartoPoder]
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12 /
2018