La política electoral, si bien no debe desestimarse, no puede ubicarse en el centro de ninguna acción política radical seria, orientada a cambiar las instituciones que sustentan el sistema político, desmantelar las ideologías hegemónicas y fomentar el tipo de conciencia de masas en que habría de basarse un cambio social y político desesperadamente necesario.
Agustín Moreno
Nadie hablará de nosotros mientras el conflicto de Cataluña lo eclipse todo
Hay quien dice que el conflicto de Cataluña se produce por la ausencia de política. Creo que es al contrario: hay una voluntad política de que el conflicto se eternice en el tiempo. Estamos hablando de una política basada en la confrontación, que no mide las heridas que produce y las consecuencias de enfrentar a los pueblos. Que es puro cálculo electoral para calentar a las hinchadas y obtener votos en Cataluña y en el resto del Estado. Que busca ensayar cómo aplicar la mayor intolerancia ante situaciones que se pudieran plantear en el futuro, por ejemplo, la propuesta republicana.
Pero, sobre todo, hay una política de utilización de Cataluña para que no se hable de aquello que al partido en el poder no le interesa. Es algo tan evidente, que hace unos días, la ex comisaria de Justicia de la UE se preguntaba cómo había podido Rajoy dejar pudrir de esta manera el asunto de Cataluña. En este sentido, hay que convenir que la estrategia del Gobierno del Partido Popular está siendo un éxito al desplazar deliberadamente el centro de gravedad de los temas más importantes. El CIS de octubre lo confirma: se ha colocado Cataluña como la segunda preocupación de la ciudadanía, por delante incluso de la corrupción.
Veamos los principales problemas que tiene este país, de los que apenas se habla y menos aún se buscan soluciones:
– La deuda externa de España ha llegado a un máximo histórico de 1,911 billones de euros entre pasivos públicos y privados, como publicó el Banco de España en junio de 2017. A pesar de todos los recortes, nunca se había registrado una cifra así en nuestra historia y es la principal hipoteca de la economía de este país. Hay que recordar que la mitad está en manos extranjeras, lo que nos hace más vulnerables ante las especulaciones financieras.
– La degradación del trabajo y de los salarios. La tasa de paro es insoportable; laprecariedad no cesa de crecer y alcanza a uno de cada tres asalariados; los salarios se devalúan hasta un nivel que preocupa al propio Gobierno; se desmantela la negociación colectiva y se extiende la legión de trabajadores pobres que no pueden construir un futuro autónomo.
– El adelgazamiento del Estado de Bienestar. Las previsiones de recortes en servicios sociales fundamentales van a alcanzar cotas no conocidas. Según el compromiso del Gobierno Rajoy con la UE y su Plan Presupuestario, el gasto educativo pasará del 4,4% del comienzo de la década al 3,7% del PIB en 2020; el sanitario desde el 6,8% al 5,6% del PIB. Según Eurostat, la UE dedica de media un 7,2% en sanidad y un 4,9% en educación. El gasto en protección social también se recortará del 18% al 15.9%. En paralelo crecerá la desigualdad y la pobreza.
– El saqueo de las pensiones. En cinco años Rajoy se ha pulido las reservas de la Seguridad Social. Un día sí y otro también, los voceros del Gobierno y de los planes yfondos de pensiones privados, no hacen más que amenazar a los pensionistas con sus proclamas. Les quieren convencer que el sistema público actual es inviable y que solo cabe o reducir las pensiones a la mitad o subir las cotizaciones empresariales al doble.
– El tsunami de la corrupción en el Partido Popular. Está en marcha el juicio por la Gürtel y la fiscal ha afirmado que está totalmente acreditada la caja b del PP, que sirvió para financiar al partido y para beneficios de dirigentes. En el caso Lezo imputan al exministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón. Empiezan a cantar algunos de los procesados de la Púnica; la UCO señala a Cristina Cifuentes por cohecho y prevaricación en la financiación ilegal del PP; continua el escándalo del Palma Arena y Matas; reabren la investigación por blanqueo de dinero al exvicepresidente Rato; siguen los escándalos de Murcia, Valencia, etc. La prueba de cómo Cataluña lo tapa todo, es que los grandes medios callaron que Mariano Rajoy se benefició “indiciariamente” de la caja b del PP, según el responsable de la UDEF.
– Por otro lado producen hechos graves como la aprobación por el Senado del CETA, al mismo tiempo que el artículo 155; la pérdida de 40.000 millones por el rescate a la banca; el recorte de 20.000 millones de euros en el sistema nacional de ciencia; el asalto a las instituciones del Estado que practica el PP y la dependencia del poder judicial; las cloacas de Interior o el auge de la ultraderecha. Han pasado desapercibidos y no son motivo de debate y decisión al desplazarse el foco del interés informativo a la cuestión catalana.
El problema se produce más por no dejar decidir democráticamente a Cataluña que porque España se rompa. Esta ha sido la secuencia: se dinamita en 2010 con el recurso del PP al Tribunal Constitucional el proyecto de Estatut aprobado en las instituciones españolas y catalanas y en referéndum; se niega toda posibilidad de consulta acordada aunque lo pidan dos de cada tres personas en Cataluña y una mayoría del 57% en todo el Estado; se actúa el 1 de octubre de forma autoritaria con el recurso de la fuerza pública; se proclama la república independiente sin estar suficientemente madura y con el nivel de apoyo necesario; se aprueba y aplica el artículo 155 suprimiendo la autonomía de Cataluña y empiezan las detenciones y encarcelamientos.
En España es más peligroso defender ideas que robar a manos llenas cuando tantos políticos procesados ya están en la calle
Pero ni la represión ni la cárcel van a resolver nada, más bien complicarán las cosas. Es un escándalo meter presos a políticos por sus planteamientos soberanistas, por intentar cumplir su programa electoral o por no acatar la aplicación del artículo 155. Y es un agravio, cuando tantos políticos procesados ya están en la calle -el último Ignacio González– como Granados, Rato, Matas y un largo etcétera. Todos, curiosamente, del mismo partido político. Parece que en el Reino de España es más peligroso defender ideas que robar a manos llenas. Es evidente que este recorte de libertades y el abuso de poder tendrán consecuencias en la imagen exterior de España, el 21-O y en la calle, como se ha visto en la manifestación de 750.000 personas el 11-N.
La estrategia del PP es de dominio, escarmiento y sumisión, lo contrario al diálogo y a intentar pacificar la situación. Ciudadanos ha querido ir más lejos incluso que el PP por el disputado voto de la ultraderecha. Lo lamentable es el apoyo del PSOE al 155 y la renuncia al principal objetivo de Pedro Sánchez: echar a Rajoy, algo que puede convertirse en un suicidio para ellos y que divide a las que deberían ser las fuerzas del cambio. Pues nada, que unos y otros sigan haciéndole el juego al Gobierno para que pueda decir: “Vamos bien, porque nadie hablará de nosotros mientras Cataluña lo eclipse todo”. Cuando tengan claro que recuperan un 5% de votos de Ciudadanos, convocarán elecciones generales. Y, si les dejamos, seguirá la involución.
[Fuente: Cuarto Poder]
13 /
11 /
2017