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Che Guevara muerto

El martes 10 de octubre de 1967, una fotografía fue transmitida al mundo para probar que Ernesto Guevara había muerto el domingo tras un enfrentamiento entre dos compañías del Ejército boliviano y una fuerza guerrillera sobre la ribera norte del río Grande, cerca de una aldea en la selva llamada Higueras. La foto de su cadáver fue tomada en un establo en la pequeña población de Vallegrande. El cuerpo fue puesto en una litera y ésta, sobre una pileta de cemento.

Durante los dos años precedentes, “Che” Guevara se había vuelto una leyenda. Nadie sabía a ciencia cierta dónde estaba. No había testimonios convincentes de nadie que lo hubiese visto. Su presencia, sin embargo, era constantemente asumida e invocada. Al comienzo de su último comunicado —enviado desde una base guerrillera “en algún lugar del mundo”, a la Organización Tricontinental de Solidaridad en La Habana— se citaba un pasaje de José Martí, el poeta revolucionario cubano del siglo XIX: “Es la hora de los hornos y no ha de verse más que la luz”. Fue como si, en su propia y manifiesta luz, Guevara se hubiera vuelto invisible y a la vez omnipresente».

[Fuente: Jaén, Ciudad Habitable]

 

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2017

Vosotros, los que estáis ahí, sí, vosotros, mis contemporáneos que os creéis superiores a
las generaciones precedentes y que os consideráis vacunados contra esta propaganda de
guerra simplista y burda que engañó a nuestros padres, a nuestros abuelos, a nuestros bisabuelos, ¿estáis seguros de que lo que os dicen ha sido así? Haríais mejor examinando más de cerca lo que acaban de deciros vuestros medios de comunicación, porque puede que os lo hayáis tragado ¡No hay que remontarse a 50 o 100 años atrás! sino a ayer mismo, durante la guerra contra Irak, Yugoslavia, Rusia y Palestina.

Anne Morelli
Principios elementales de la propaganda de guerra, 2025

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