La política electoral, si bien no debe desestimarse, no puede ubicarse en el centro de ninguna acción política radical seria, orientada a cambiar las instituciones que sustentan el sistema político, desmantelar las ideologías hegemónicas y fomentar el tipo de conciencia de masas en que habría de basarse un cambio social y político desesperadamente necesario.
Perros que duermen
Alianza,
Madrid,
432 págs.
Contra el olvido impuesto
Antonio Giménez Merino
La última novela de Juan Madrid sumerge al lector en la segunda república, la guerra civil, el franquismo y la lucha antifranquista, pero a partir de un hecho que acontece en el presente, lo que indica claramente la intención de reivindicar la actualidad de seguir ahondando —con las dificultades que se imponen aún hoy a cualquier relato donde no salga ganador el statu quo— en nuestra historia reciente. Precedida de un amplio trabajo de documentación y preparación que hace verosímil la narración, los perros que duermen nos transportan a la España de hambre y de violencia de nuestra larga posguerra, pero también a la de quienes están, todavía hoy, al acecho.
Por eso es interesante dar una ojeada a las numerosas reseñas que han aparecido de este libro, que reflejan la actualidad del tema y la inquietud que provoca entre quienes se han sentido seguros al amparo de la amnesia promovida por la transición. No faltan, en este sentido, quienes acusan al autor —y por extensión a quienes se han ocupado de arrojar luz sobre nuestra historia reciente— de ser un nostálgico de la memoria histórica, falseándola, de moverse por un sentimiento de venganza, o de componer “el típico e inacabable relato de las batallitas y sufrimientos que remiten a la hagiografía del santo comunista que es torturado por defender sus ideas” (Lluís Fernández, La Razón, 18.05.2017). En el otro espectro de la crítica, la de Rafael Calero —un buen conocedor de la obra de Madrid— en Kaos en la Red, 18.06.2017). No creo que haya que agregar más motivos para leer esta apasionante novela.
10 /
2017