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María Rosa Borrás

Día D: el segundo frente de la liberación de Europa

Puede parecer una sutileza innecesaria o incluso una cuestión banal. Pero tiene gran importancia, en el actual contexto de alteración de la memoria y de manipulación de las ideas, corregir los titulares sobre «la liberación de Europa». El día se D abrió el segundo frente de liberación y no fue el momento inicial de esa liberación.

Conviene recordar que el desembarco de ingleses y americanos en Normandía se produjo sin el menor atisbo de acción «preventiva»; no fue un ataque a un poder dictatorial establecido en los límites de su país. Fue una tardía intervención en una guerra europea de defensa frente a las invasiones hitlerianas de diferentes países soberanos. Esa guerra de defensa tuvo heroicos combatientes y resistentes, además de la colaboración de las tropas americanas e inglesas. La gran coalición merece ser recordada, y el desembarco en Normandía merece una conmemoración que no tergiverse los hechos.

Sorprende la coincidencia de los medios de comunicación al hablar del día D sin otra referencia, en sus titulares, que a la liberación de Europa; como si hubiera sido el día D el inicio de todas las operaciones militares contra el expansionismo nazi. En 1941, América decidió «liberar» Europa… cuando ya tantísimos soldados de otro ejército y tantos resistentes habían perdido su vida, y se estaba ya derrotando a Hitler.

Es verdad que la presencia de Putin y de Schröder en esos actos de conmemoración del día D cabe considerarlo un gesto positivo que rompe con el enquistamiento que significa elevar a los propios héroes a los únicos dignos de reconocimiento. Pero ese gesto es menor frente al grave lapsus que aquí comentamos.

La homogeneidad de los medios al titular mal la conmemoración del día D significa la voluntaria renuncia a disentir de la visión imperial. Ese error es grave. El «segundo frente» de la liberación tiene en Europa aún poderes militares operativos: las bases y alianzas militares impuestas. El primer frente aparece hoy como perdedor.

Y con esto no quiero decir en absoluto que quepa sentir nostalgia alguna por los regímenes comunistas desaparecidos. Quiero decir sólo lo que queda dicho: la guerra de defensa (que no de invasión) empezó en el frente del este de Europa y la liberación de Europa del nazismo nada tiene que ver con empresas militares, hoy en marcha, de expansión y dominio bajo el disfraz de la democracia.

20 /

6 /

2004

Mas no por ello ignoramos
que también el odio contra la vileza
desencaja al rostro,
que también la cólera contra la injusticia
enronquece la voz. Sí, nosotros,
que queríamos preparar el terreno a la amistad
no pudimos ser amistosos.

Bertolt Brecht
An die Nachgeborenen («A los por nacer»), 1939

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