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Karmelo Iribarren

Cuatro poemas

Apunte desde el tren

Barriadas
del extrarradio

con las primeras
ventanas
encendidas, 

tras las cuales
—piensas—
la vida tuvo siempre
pocas posibilidades…

 

El pasado

Ahora
que he dejado
el alcohol,

no veas
el cuidado
que tengo que tener
con los camareros
de mi barrio,

en cuanto se toman
dos tragos,
me cuentan mi vida.

 

Las musas 

Últimamente
los poemas
vienen
casi todos los días,
y todos ellos
para quedarse,
y listos
para pasar al papel
y salir al mundo
a ver qué pasa.
Es increíble.
Para mí que alguien
les ha dado
a las musas
la dirección
equivocada.

 

Qué suerte tengo

Está en el sofá, recogida,
hecha un ovillo. Habla
con su madre por teléfono.
Se ríe. Luego arruga un poco
el ceño. Esas cosas.
Yo, simplemente la miro,
tiene luz, alma, vida,
me gusta verla, escuchar
su voz. A veces, no
puedo evitar decírmelo:
«Qué suerte tienes, cabrón».

 

(Poemas tomados de Las luces interiores, 2013. Posteriormente K. Iribarren ha publicado La piel de la vida y Haciendo planes. Probablemente haya aparecido estos mismos días un nuevo libro suyo de poemas, Mientras me alejo, en Visor)

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2013

¿Cómo viven los vivos con los muertos? Hasta que el capitalismo deshumanizó a la sociedad, todos los vivos esperaban la experiencia de la muerte. Era su futuro final. Los vivos eran en sí mismo incompletos. De esa forma vivos y muertos eran interdependientes. Siempre. Sólo una forma de egotismo extraordinariamente moderna rompió esa interdependencia. Con consecuencias desastrosas para los vivos, ahora pensamos en los muertos en términos de los eliminados.

John Berger
Doce tesis sobre la economia de los muertos (1994)

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