Sabíamos que las bibliotecas están llenas de tratados de ciencia política que, pese a sus diferentes tendencias, coinciden en considerar oro de ley el dictum aristotélico según el cual «para ser humano hay que tener polis». Lo que faltan son estantes que recojan lo que han dicho y pensado quienes se sitúan al margen y son marginados, ya por convicción, ya por imposición.
Karmelo Iribarren
Cuatro poemas
Apunte desde el tren
Barriadas
del extrarradio,
con las primeras
ventanas
encendidas,
tras las cuales
—piensas—
la vida tuvo siempre
pocas posibilidades…
El pasado
Ahora
que he dejado
el alcohol,
no veas
el cuidado
que tengo que tener
con los camareros
de mi barrio,
en cuanto se toman
dos tragos,
me cuentan mi vida.
Las musas
Últimamente
los poemas
vienen
casi todos los días,
y todos ellos
para quedarse,
y listos
para pasar al papel
y salir al mundo
a ver qué pasa.
Es increíble.
Para mí que alguien
les ha dado
a las musas
la dirección
equivocada.
Qué suerte tengo
Está en el sofá, recogida,
hecha un ovillo. Habla
con su madre por teléfono.
Se ríe. Luego arruga un poco
el ceño. Esas cosas.
Yo, simplemente la miro,
tiene luz, alma, vida,
me gusta verla, escuchar
su voz. A veces, no
puedo evitar decírmelo:
«Qué suerte tienes, cabrón».
(Poemas tomados de Las luces interiores, 2013. Posteriormente K. Iribarren ha publicado La piel de la vida y Haciendo planes. Probablemente haya aparecido estos mismos días un nuevo libro suyo de poemas, Mientras me alejo, en Visor)
1 /
1 /
2013