La diferencia fundamental [de la cultura obrera] con la cultura de los intelectuales que tan odiosa me resultaba es el principio de modestia. El militante obrero, el representante obrero, aunque sea culto, es modesto porque, se podría decir, reconoce que existe la muerte, como la reconoce el pueblo. El pueblo sabe que uno muere. El intelectual es una especie de cretino grandilocuente que se empeña en no morirse, es un tipo que no se ha enterado que uno muere, e intenta ser célebre, hacerse un nombre, destacar… esas gilipolleces del intelectual que son el trasunto ideal de su pertenencia a la clase dominante.
Ferreira Gullar
Espera
Na vertigem do dia (1980), José Olympo, Río de Janeiro, 2013, 3ª ed.
Um grave acontecimento está sendo esperado por todos
Os banqueiros os capitães de indústria os fazendeiros
ricos dormem mal. O ministro
da Guerra janta sobressaltado,
a pistola em cima da mesa.
Ninguém sabe de que forma desta vez a necessidade
se manifestará:
se como
um furacão ou um maremoto
se descerá dos morros ou subirá dos vales
se manará dos subúrbios com a fúria dos rios poluídos.
Ninguém sabe.
Mas qualquer sopro num ramo
o anuncia:
um grave acontecimento
está sendo esperado
e nem Deus e nem a polícia
poderiam evitá-lo.
Reproducción en su lengua original de uno de los poemas de Ferreira Gullar (José Ribamar Ferreira, 1930-4 de diciembre de 2016) representativos de su compromiso con las clases populares. Entre sus poemarios destaca Poema sujo (1976; existe trad. cast. en Visor), escrito en Argentina durante su exilio de la dictadura Brasileña de 1964. — AGM
26 /
12 /
2016