La política electoral, si bien no debe desestimarse, no puede ubicarse en el centro de ninguna acción política radical seria, orientada a cambiar las instituciones que sustentan el sistema político, desmantelar las ideologías hegemónicas y fomentar el tipo de conciencia de masas en que habría de basarse un cambio social y político desesperadamente necesario.
La izquierda ante el colapso de la civilización industrial
La Oveja Roja,
Madrid,
362 págs.
Un libro que toda la izquierda debería leer y discutir
José Luis Gordillo
2015 y 2016 han sido, qué duda cabe, dos años trepidantes durante los cuales se ha jugado en España una partida política de gran trascendencia histórica. La izquierda sociopolítica ha avanzado posiciones pero, por lo que parece, el ciclo electoral se cierra con una victoria pírrica de la derecha social y política. Pírrica porque lo que viene ahora es un nuevo período de ajustes presupuestarios que no harán más que ensanchar el empobrecimiento masivo y, por tanto, la deslegitimación social del régimen del 78. La monarquía parlamentaria surgida de la reforma del franquismo se está quedando sin flotadores políticos. Su futuro inmediato está ligado, ahora, al del nuevo gobierno del Partido Popular, tras los harakiri sucesivos de CiU, Ciudadanos y PSOE.
Pero el Partido Popular es una maquinaria política carcomida hasta los huesos por la corrupción que, además, no dispone, a diferencia de la legislatura anterior, de mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados. Con esos mimbres hay que recortar 5.500 millones de euros del presupuesto público según las órdenes impartidas por la Comisión Europea, a la cual le trae sin cuidado lo que los ciudadanos españoles hayan votado o dejado de votar. El próximo ciclo electoral, que se puede abrir más temprano que tarde, será la hora de la verdad para la izquierda no sometida a los dictados del poder financiero. Incluso puede llegar a gobernar, pero ¿para hacer exactamente qué? ¿Enfrentarse abiertamente a la troika comunitaria? ¿Políticas neokeynesianas para estimular el crecimiento económico? Si no tiene claro lo que quiere y puede hacer, su momento pasará y lo que venga después puede ser, no la crisis terminal del mal llamado Estado del Bienestar, sino la crisis del Estado a secas.
Para saber racionalmente lo que se quiere y se puede hacer se necesita disponer de un buen diagnóstico de la situación, de un buen mapa de lo que ha ocurrido y de lo que puede ocurrir en el futuro inmediato. El mundo oficial español, al igual que Unidos Podemos y los independentistas catalanes, actúan como si la crisis que dio comienzo en 2007-2008 fuera una crisis más de las diversas crisis periódicas del capitalismo. En consecuencia, sólo hace falta esperar a que escampe la tormenta. Todo volverá a su cauce en cuanto se recupere la inversión y la maquinaria económica vuelva a funcionar a todo trapo. ¿Y si ese fuera un diagnóstico equivocado? ¿Y si esta fuera una crisis que, como ha dicho y repetido hasta la saciedad Antonio Turiel, no terminará nunca? ¿Y si todo lo ocurrido desde 2007-2008 no fuera más que el inicio del colapso de las sociedades occidentales? ¿Qué deberían proponer entonces los partidarios de la supervivencia y la emancipación?
Manuel Casal Lodeiro, con gran humildad, afirma haber escrito un libro de divulgación. Y puede que lo sea, pero en todo caso es exactamente el libro que algunos estábamos esperando desde que estalló la crisis en 2007-2008. La AIE (Agencia Internacional de la Energía) reconoció en su informe de 2010 que en 2006 el mundo ya había llegado al peak oil o techo de producción del llamado petróleo «fácil o convencional», que es el 80% del petróleo que consume el mundo. Si eso es así, entonces está claro que el declive de su producción va a comportar el colapso de las sociedades industriales, porque como dijo dos años antes del 11-S el vicepresidente de los EE.UU con Bush II, Richard Cheney: «El petróleo es la base y fundamento sobre el que se asienta todo el edificio de la economía mundial». En el mejor de los casos, el colapso de las sociedades industriales dará paso a una sociedad con un gasto energético muy inferior al actual, porque las sociedades consumistas y despilfarradoras no tienen alternativa energética, y las energías renovables sólo pueden sostener a una sociedad muy diferente de la actual. Por eso es tan importante leer y debatir el muy oportuno libro de Manuel Casal.
26 /
10 /
2016