¿Cómo viven los vivos con los muertos? Hasta que el capitalismo deshumanizó a la sociedad, todos los vivos esperaban la experiencia de la muerte. Era su futuro final. Los vivos eran en sí mismo incompletos. De esa forma vivos y muertos eran interdependientes. Siempre. Sólo una forma de egotismo extraordinariamente moderna rompió esa interdependencia. Con consecuencias desastrosas para los vivos, ahora pensamos en los muertos en términos de los eliminados.
Alberto Garzón
El motín de la oligarquía
El fraude democrático que está teniendo lugar en este momento en el Partido Socialista es sin duda expresión de la crisis de régimen que vivimos.
El nuevo panorama político que se ha plasmado en el parlamento tras las elecciones del 20 de diciembre y del 26 de junio refleja un país plural y muy heterogéneo. En esas circunstancias, es evidente que el PSOE tenía que decidirse por una política de alianzas muy distinta a la que había estado ejerciendo en las últimas décadas, en el reducido marco del bipartidismo. A saber, el PSOE tenía que optar entre llegar a acuerdos parlamentarios por la derecha, con PP y Ciudadanos, o hacerlo por la izquierda, con Izquierda Unida, Podemos, las confluencias y otros partidos. Desde hace meses el PSOE es incapaz de resolver esa contradicción, y hasta el momento lo único que ha hecho ha sido huir hacia delante sin proponer ninguna propuesta creíble.
El golpe de timón que ha puesto en marcha el llamado sector crítico del PSOE es sin lugar a dudas un intento de impedir cualquier alternativa al gobierno de Mariano Rajoy. Un Gobierno alternativo que no tenemos muy claro que Pedro Sánchez tuviera disposición de intentar, pero que en todo caso ha sido razón suficiente para este motín oligárquico. Capitaneados por el ideólogo Felipe González, quienes buscan tumbar a Pedro Sánchez sólo aspiran a la restauración del régimen, es decir, a una salida de la crisis por la derecha. El papel de Susana Díaz en esta operación es paradigmático, no sólo porque se la presente como alternativa sino porque ya participó de un claro giro a la derecha en la Junta de Andalucía tras expulsar a IU del Gobierno y establecer una alianza con Ciudadanos. Hablamos, insistimos, de una operación de restauración para evitar cualquier posibilidad de hipotético cambio. Por boca de Felipe González y de sus tropas está hablando la oligarquía de este país, la que se siente cómoda con un Gobierno ladrón, corrupto y neoliberal como el del PP.
Desde Izquierda Unida lamentamos sentirnos reforzados en nuestras tesis sobre el papel del PSOE en esta crisis de régimen. Siempre hemos denunciado que el PSOE ha sido sostén necesario de las políticas neoliberales que están aplastando a la clase trabajadora. Ahora, con este intento de cortocircuitar cualquier influencia que pudiera tener la izquierda en el país, se pone de relieve cuán de oscuros son los intereses que se ocultan tras renombradas figuras del “socialismo” español.
En nuestro país, durante muchos años, han gobernado aquellos que no se presentan a las elecciones, es decir, las elites económicas que financian ilegalmente a los partidos políticos y que se benefician de indemnizaciones multimillonarias concedidas por los gobiernos de turno, sean del PP o PSOE. Ya es hora de que eso cambie, aunque seamos plenamente conscientes de que el reto de enfrentarse a tamaña mafia es enorme. Pero si el pueblo trabajador se une en la lucha, y haya votado a quien haya votado en las últimas elecciones, hay esperanza y futuro.
Por eso desde Izquierda Unida manifestamos nuestro convencimiento de la necesidad de reforzar una alternativa de izquierdas en este país. Una alternativa rigurosa y seria que proporcione soluciones concretas a los problemas de la clase trabajadora. Pues somos los trabajadores y las trabajadoras los que estamos pagando esta monumental estafa llamada crisis, y quienes nos sumimos en la precariedad, el desempleo, la inestabilidad y la flexibilidad vital. Ante eso, organización, unidad y lucha. Nosotros y nosotras no nos vamos a rendir. Aún queda mucho tiempo para que esta crisis de régimen se resuelva, de una u otra forma, y la clase trabajadora tiene la llave para que lo que venga después sea una sociedad de justicia social y no el cortijo corrupto de los oligarcas.
Salud y República!
[Fuente: Publico.es]
29 /
9 /
2016