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Rosana Alija Fernández

Estado social

La mañana que estalló la

bur-

bu-

ja

rodearon los edificios

con red electrificada.

Nos sacaron

de las casas,

nos quitaron

los negocios,

nos atraparon.

 

Nos bloquearon

la salida

bajo amenaza de

borrarnos del sistema.

Repartieron pintalabios

para firmar los contratos,

disimular el color

del hambre y el cansancio y

contentarnos con las migas

de su generosidad.

 

Nos ataron

con el miedo

a una silla inestable, nos

condenaron a morir

sin tiempo. Prostituyeron

nuestras mentes, nuestros cuerpos

depreciaron.

 

Las pasiones

no rentables se volvieron

maldiciones.

Apilados en un tren

de vida sin visos, sin

cambio de agujas, nos

cicatearon sin recato

los derechos, las ganancias.

Nos expropiaron la voz.

 

Dijeron que era la crisis,

sin que atenuar pudieran

el fulgor que desprendía en

sus cajas fuertes el oro

de nuestras muelas.

8 /

2016

La lucha de clases, que no puede escapársele de vista a un historiador educado en Marx, es una lucha por las cosas ásperas y materiales sin las que no existan las finas y espirituales. A pesar de ello, estas últimas están presentes en la lucha de clases de otra manera a como nos representaríamos un botín que le cabe en suerte al vencedor. Están vivas en ella como confianza, como coraje, como humor, como astucia, como denuedo, y actúan retroactivamente en la lejanía de los tiempos.

Walter Benjamin
Tesis sobre la filosofía de la historia (1940)

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