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Por la democracia y la soberanía popular, contra la integración neoliberal y el fallido Sistem Euro

El presente documento es fruto del trabajo colectivo de los participantes en la Red Lexit. Fue redactado y aprobado antes del referendum sobre el ‘brexit’ y sin intención alguna de influir en el voto popular en uno u otro sentido.

 

Con el Mercado Único Europeo y el Tratado de Maastrich, la integración europea quedó configurada como un proyecto neoliberal a largo plazo: el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, las ‘libertades’ del Mercado Único y la Unión monetaria, entre otros elementos, han establecido un marco que ha promovido las políticas de austeridad y el desmantelamiento de los derechos de los trabajadores y de la protección social y ha impuesto la privatización en todos los Estados miembros.

Contrariamente a la tesis que ve la UE como un terreno de juego neutral, lo sucedido tras la Gran Recesión de 2007-2009 muestra que el actual proyecto de integración europea ha quedado definido por la naturaleza regresiva de sus tratados y por una radicalización sin precedentes de su carácter neoliberal. Las relaciones de poder desiguales y jerárquicas (centro-periferia) caracterizan desde hace tiempo la integración europea, pero han culminado finalmente en la dominación alemana sobre la política económica de la UE tras la Gran Recesión. Los procesos reguladores que acompañaron el establecimiento de la Eurozona y las medidas adoptadas en respuesta a la crisis del euro, con la imposición de normas y estructuras de gobernanza cada vez más estrictas y menos legitimadas (Pacto EuroPlus, Fiscal Compact, etc.), han profundizado el carácter autoritario y neoliberal de la integración europea. Es preciso, por tanto, darse cuenta de que el actual proyecto de integración europea se ha convertido en una amenaza para la democracia y la soberanía popular.

El Euro – Una moneda en la raíz de la crisis

La crisis del euro es producto de un diseño y arquitectura de la Unión Monetaria Europea mal concebidos desde el inicio, centrado en la austeridad y la desinflación como objetivos prioritarios. En lugar de conducir a un proceso de convergencia económica y social entre los Estados miembros de la Eurozona, las diferencias en términos de desarrollo económico real (salarios, productividad, etc.) se agrandaron cada vez más. Finalmente, la Unión Monetaria Europea condujo a enormes ‘desajustes macroeconómicos’ (es decir, déficits por cuenta corriente cada vez mayores, no sólo en los países del Sur europeo, sino también en Francia e Italia junto a enormes superávits por cuenta corriente en Alemania y otros países) y, en una primera fase, generó flujos de capital desde el centro de la UE a la periferia. Este flujo de dinero barato fomentó burbujas especulativas basadas en el sector inmobiliario y financiero, entre otros, y aumentó fuertemente la deuda privada y, en ciertos casos, también la deuda pública.

Un factor relevante en estos desajustes fueron las medidas tomadas por Alemania para reducir sus costes labores unitarios, reorganizando las cadenas de creación de valor de la industria exportadora alemana con mano de obra barata procedente del Este de Europa y mediante el dumping salarial y fiscal y los recortes sociales.

El resultado de todo esto fue una presión enorme sobre las economías más débiles para aumentar la competitividad internacional de ‘sus’ industrias y servicios. Dado que, en el marco de la Unión monetaria, ya no podían hacerlo mediante política monetaria, recurrieron a la llamada ‘devaluación interna’. En la práctica, esto quiere decir: desmantelamiento del Estado del bienestar, amplias privatizaciones de los servicios y estructuras públicas, dumping salarial y social, competición a la baja en materia de impuestos, ataques a la negociación colectiva, intentos de desmantelar a los sindicatos y demonización o, en ciertos casos, despido masivo de trabajadores del sector público.

El Euro – Un instrumento en beneficio del capital financiero

Es importante subrayar que nada de esto ocurre a causa de supuestos fallos de construcción de la Zona Euro. El euro funciona perfectamente al servicio de los objetivos neoliberales de quienes lo crearon: no hacia el equilibrio económico entre los Estados miembros, el crecimiento económico y el pleno empleo, sino hacia la destrucción de los derechos laborales, los sistemas de seguridad social, los servicios públicos y los impuestos sobre los beneficios y hacia la imposición de rescates a la banca financiados con dinero público.

Así es como funciona el euro desde el punto de vista político: empuja a los Estados miembros a una competencia a la baja cada vez mayor, en la que la posición económica de cada Estado sólo puede mejorarse imponiendo políticas en beneficio del capital internacional y en contra de la mayoría de la población. Crea una espiral a la baja en salarios, pensiones, gasto social, empleo público, etc.

Como muestra claramente lo sucedido en Grecia en 2015, la estructura de gobierno de la Eurozona está cerrada herméticamente a políticas que expresen la voluntad democrática de la mayoría de la población si estas políticas son contrarias a la agenda neoliberal. Cuando el gobierno de Syriza trató de llevar a la práctica su programa, el Banco Central Europeo puso en juego su artillería financiera para obligarlo a capitular y firmar el memorandum.

El Euro – Una pésima idea que ya no puede enderezarse

Tal y como han demostrado de forma concluyente un sinnúmero de autores, la Zona Euro no cumple los requisitos imprescindibles para que una zona monetaria funcione mínimamente y resulta imposible imaginar que los cumpla en el futuro. Este tipo de zona monetaria, con niveles de productividad y estructuras económicas enormemente dispares, necesitaría, para reducir sus desequilibrios internos, transferencias económicas masivas desde las economías más fuertes, transferencias que estudios fiables cifran en cerca de un 10% del PIB de la Eurozona; una magnitud que resulta no sólo irrealizable en términos políticos, sino también indeseable: como demuestran todos los precedentes en la Zona Euro, los gobiernos de los países ‘financiadores’ utilizarían esa posición para condicionar las políticas internas de los países receptores, pisoteando la democracia. Estos últimos años demuestran cómo ese tipo de sistema destruye la soberanía popular, divide a los pueblos de Europa y alimenta la xenofobia.

En última instancia, la posibilidad de un Estado federal europeo democrático que no refleje las relaciones de dominación entre los actuales Estados miembros exigiría una auténtica sociedad civil europea que no existe de momento ni puede imponerse desde arriba.

Lexit – La solución más eficaz para combatir el neoliberalismo y restaurar la democracia

En el actual contexto alarmante de pérdida de derechos democráticos, desmantelamiento de los estados de bienestar y privatización de los servicios y bienes comunes, las fuerzas emancipadoras de Europa deben proponer alternativas factibles, creíbles, basadas en el principio fundamental de la soberanía popular, contra el actual proyecto de integración neoliberal autoritaria. Por eso, el Lexit (Left Exit, salida por la izquierda) debe ser nuestra herramienta para restaurar la democracia.

El alarmante crecimiento de la extrema derecha en la mayoría de los países de Europa se nutre, entre otros elementos, de su posición contraria a la UE, el Euro y sus sistemas de gobernanza. Sus propuestas económicas son engañosas: La derecha anti-euro reclama, por ejemplo, mayores controles a la inmigración, mientras olvida deliberadamente proponer medida alguna contra la movilidad indiscriminada de capital hacia y desde los países que aplican políticas de dumping salarial y social. Para estos grupos, bastaría con impedir la libre circulación de personas en Europa y abandonar la zona Euro dejando a las monedas al albur de las fuerzas del libre mercado y de la especulación financiera: síntesis horrenda que podríamos llamar “neoliberalismo xenófobo”.

Si queremos impedir este escenario, necesitamos una salida por la izquierda (Left Exit o Lexit): una alternativa internacionalista basada en la soberanía popular, la fraternidad, los derechos sociales y la defensa de los bienes comunes y las condiciones de vida de las clases populares.

El carácter insostenible de la Eurozona es ya un hecho objetivo. Antes o después, impondrá la elección entre vías alternativas para abandonar el euro: por la izquierda o por la derecha, cada una con efectos muy distintos sobre las clases sociales afectadas. Nosotros manifestamos claramente que Lexit (salida por la izquierda) es la opción de las estrategias emancipadoras para salir del euro y superar la actual integración neoliberal

El debate ya ha comenzado y hay varias propuestas sobre la mesa: Invitamos a quienes compartan la necesidad de una salida por la izquierda (Lexit) a unirse a nuestras discusiones y campañas.

 

Primeros firmantes

  • Tariq Ali, author and filmmaker, UK
  • Jorge Amar, Asociación por el pleno empleo y la estabilidad de precios, Spain
  • Prof. em. Yangos Andreadis, Pantheion University, Greece
  • Cristina Asensi, Democracia Real Ya and Money Sovereignty Commission, Spain
  • Prof. Einar Braathen, Oslo and Akershus University College, Norway
  • Prof. Lucio Baccaro, Université de Genève, Switzerland
  • Gina Barstad, No to the EU and Socialist Left Party, Norway
  • Luís Bernardo, Researcher, Portugal
  • Simon Brezan, 4th Group of United Left, Slovenia
  • Prof. Sergio Cesaratto, University of Siena, Italy
  • Prof. Massimo D’Antoni, University of Siena, Italy
  • Alfredo D’Attorre, MP Sinistra Italiana, Italy
  • Fabio De Masi, MEP GUE/NGL, Germany
  • Klaus Dräger, former staff of the GUE/NGL group in the EP, Germany
  • Stefano Fassina, former Vice-Minister of Finance, MP Sinistra Italiana, Italy
  • Prof. Scott Ferguson, University of South Florida, United States
  • Prof. Heiner Flassbeck, Hamburg University and Makroskop, Germany
  • Kenneth Haar, Corporate Europe Observatory, Denmark
  • Idar Helle, De Facto, Norway
  • Inge Höger, MP Die Linke, Germany
  • Prof. Martin Höpner, Max Planck Institute for the Study of Societies, Germany
  • Dr. Raoul Marc Jennar, Political scientist and author, France
  • Dr. Lydia Krüger, Scientific Council of Attac, Germany
  • Kris Kunst, Economy for the people, Germany
  • Wilhelm Langthaler, Euroexit, Austria
  • Prof. Costas Lapavitsas, SOAS University of London, UK
  • Frédéric Lordon, CNRS, France
  • Stuart Medina, Asociación por el pleno empleo y la estabilidad de precios, Spain
  • Prof. William Mitchell, Director of Centre of Full Employment and Equity, University of Newcastle, Australia
  • Joakim Møllersen, Attac and Radikal Portal, Norway
  • Pedro Montes, Socialismo 21, Spain
  • Prof. Andreas Nölke, Goethe University, Germany
  • Albert F. Reiterer, Euroexit, Austria
  • Dr. Paul Steinhardt, Makroskop, Germany
  • Steffen Stierle, Attac and Eurexit, Germany
  • Jose Sánchez, APEEP, Anti-TTIP Campaign, Attac, Spain
  • Gunnar Skuli Armannsson, Attac, Iceland
  • Petter Slaatrem Titland, Attac, Norway
  • Dr. Andy Storey, University College Dublin, Ireland
  • Prof. Wolfgang Streeck, Max Planck Institute for the Study of Societies, Germany
  • Diosdano Toledano, Plataforma por la salida del euro, Spain
  • Christophe Ventura, Memoire des luttes, France
  • Peter Wahl, Weed e.V., Scientific Council of Attac, Germany
  • Erik Wesselius, Corporate Europe Observatory, Netherlands
  • Prof. Gennaro Zezza, Università di Cassino e del Lazio Meridionale, Italy

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2016

¿Cómo viven los vivos con los muertos? Hasta que el capitalismo deshumanizó a la sociedad, todos los vivos esperaban la experiencia de la muerte. Era su futuro final. Los vivos eran en sí mismo incompletos. De esa forma vivos y muertos eran interdependientes. Siempre. Sólo una forma de egotismo extraordinariamente moderna rompió esa interdependencia. Con consecuencias desastrosas para los vivos, ahora pensamos en los muertos en términos de los eliminados.

John Berger
Doce tesis sobre la economia de los muertos (1994)

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